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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama Billy Hayes (Brad Davis), un joven estadounidense, fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a subir a un avión con varios paquetes de hachís. Acusado de uno de los delitos considerados más graves en Turquía, Billy es condenado a cuatro años de cárcel. En prisión sufrirá las atrocidades propias de un sistema penitenciario brutal e inhumano. (FILMAFFINITY)
15 de septiembre de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
271/26(21/08/11) Un clásico polémico de la década de los setenta, Alan Parker adaptó un guión de Oliver Stone basado en hechos reales para obsequiarnos con un intenso drama carcelario. Billy Hayes (Enorme Brad Davis) es un americano que está de vacaciones en Estambul en 1970, es detenido con dos kilos de hachís, y condenado a cuatro años y dos meses por tráfico y posesión de hachís, lo envían a una tétrica prisión turca donde la vida se le hace insoportable, allí sufrirá vejaciones de todo tipo, comenzando para él una odisea salvaje. La historia es una bajada al Averno, es un crudo retrato de lo peor de la condición humana, la puesta en escena es desgarradora, está imbuida del feísmo, el calor te cala, la sensación de asfixia psicológica te penetra. La interpretación de Brad Davis es impresionante, su evolución en prisión te toca la fibra sensible, desde su candidez inicial cuando es detenido, su primera noche en presidio, cuando se da cuenta el abismo donde está, conoce a algunos presos que serán sus amigos, conoce a los que serán sus enemigos, y de cómo poco apoco, frustración tras frustración lo irán trastornando mentalmente hasta convertirse en un animal de instintos primarios, donde la ira le hará explotar hasta ser un zombi esta caída Brad la emite de modo excelente. Y es que los actores rayan a una altura sublime, John Hurt está espléndido, algo que en él es lo normal, Randy Quaid lo hace de forma excelente, su rol de espíritu libre-optimista es sensacional, su dominio gestual es apabullante, es una fuerza arrolladora. La puesta en escena es magna, bebe del feísmo, es sucia, asquerosa, deprimente, ayudado por la gran fotografía de Michael Seresin, habitual del realizador, en tonos ocres apagados, realiza encuadres opresivos adornados por la singular banda sonora de Giorgio Moroder, ganadora del Oscar, en ritmos tecno que consigue transmitir las emociones del protagonista, esta música fue un hito en su momento. La cinta está sembrada de escenas impactantes de las que se te quedarán, de una fuerza dramática soberbia, como el comienzo con todo lo que sucede en el aeropuerto, el increscendo de tensión es sobresaliente, otra brillante es el escalofriante discurso de Billy Hayes en el segundo juicio (spoiler), conmovedor y doloroso, otra es la de la pelea con el soplón del lugar, estremecedora, es la viva imagen de la desesperación, o la de la visita de su novia y como le pide él que le enseñé los pechos, tremenda la sensación de claustrofobia psíquica, de cómo es difícil caer más bajo, donde la autoestima está ya desaparecida, o la del segmento en el pabellón psiquiátrico colosal metáfora del descenso al purgatorio, lo dicho, escenas que te dejaran poso. Es una historia que nos habla los errores que cometemos y de cómo esto nos puede marcar de por vida, de cómo somos prisioneros de nuestros actos, hay otro discurso pero este demasiado Oliver Stone, demasiado sibilino, lo de que los que tienen el poder abusan de él...(Continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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