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Voto de TOM REGAN:
5
6,8
10.770
Drama
Nadie espera a Amador cuando sale de la cárcel tras cumplir condena por haber provocado un incendio. Regresa a su casa, una aldea perdida de las montañas lucenses, donde volverá a convivir, al ritmo sosegado de la naturaleza, con su madre, Benedicta, su perra Luna y sus tres vacas. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2020
50 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
108/28(25/04/20) Grandioso y glorioso drama rural gallego (hablado en el idioma del lugar), con un ritmo trepidante te expone con brillantez y una dinámica ágil un retrato de un lugar anclado en el tiempo. Y porque no le doy más nota? Pues porque lo que he puesto hasta ahora es mentira, como lo es esta película, donde el director y guionista Oliver Laxe (co-escrita por Santiago Fillol) se erige en el sastrecillo del cuento de “El traje nuevo del emperador”, donde nos cuela una película híper contemplativa, sin fluidez alguna, donde no hay historia, donde la cámara se atiene a mostrar la vida serena en un entorno de campo cerrado en Galicia, en una clara alusión a la comunión del Humano con la Naturaleza, y que en su pesadez narrativa siempre hay una cohorte de críticos ‘gafapastiles’ que la encumbran, buscando cual exégetas significados profundos en cada imagen, cuando todo me resulta vacío y plúmbeo, cuando el realizador me quiere colar que me cuenta algo, cuando en realidad es la nada, y mi decepción es de guiness, pues mis esperanzas estaban arraigadas primero en las alabanzas que había leído sobre la cinta, y luego porque si tiene en positivo un inicio absorbente, pero esto dura pocos minutos, pues luego entramos en una monotonía hastiante, que a pesar de que dura escasos 80 minutos se me ha hecho más larga que la visita de los suegros. Ya sé que tiene un rush final climático (nunca mejor dicho) impactante con un fuego, pero es que entonces encima el director entra en contradicción consigo mismo al ensalzar la belleza de las enormes columnas de fuego crepitante, cual loador de la piromanía, con lo de que es un canto a la naturaleza me queda estridente con esto. Nos quiere dar algo de sustancia con una trama naif obre un pirómano que sale de prisión y vuelve con su anciana madre a vivir en una granja rural, y allí lo vemos ayudarla en las labores de pastoreo de ganado, el costumbrismo naturalista toma la pantalla, y también interactuar con unos lugareños hoscos, pero esto es muy liviano. Ya desde el comienzo sé que me cuentan la problemática de deforestación por la mano del hombre, de cómo la vida rural tiende a extinguirse para quedarse en ‘espectáculo’ para turistas, pero esto me queda muy esquemático, apuntes a pie de página sin entidad para tener calado alguno. Al parecer Laxe comenzó con la idea de hacer un documental y luego viró a un drama filmado, pero en realidad se ha quedado a medio camino y no es ni una cosa, ni la otra.
Pues sí, tiene hermosas tomas gracias a la preciosa cinematografía de Mauro Herce (que filma en super 16 mm), de los bosques en diferentes momentos de clima, envueltos en neblinas, lluviosos, con sol, el paisaje prima sobre el contenido, con esa grácil toma de la protagonista Benedictina refugiándose del aguacero en el interior de tronco hueco, adornando muchas tomas de música clásica, pero esto termina por ser un recurso artificioso. Pero esto o parecido ya lo hemos visto en muchos documentales (al menos yo) y pretendo que si estoy en un largometraje me cuenten una historia que me entretenga o emocione, y a esto no llega ni de lejos. Puede pretender Laxe proyectar un estado de ánimo lánguido, pero esto termina por impregnar al espectador (ósea, yo) de frialdad, no conecto con unos personajes con posibilidades de indagar en ellos pero terminan por ser figuras superficiales, y termina por importarme un bledo lo que les pase. La pretendida intensidad a la que se supone estamos en el rush final me resulta impostada, pues no se ha construido andamiaje alguno sobre el que depositar sensación alguna más allá de la vacuidad.
Tiene un inicio fascinante, cuasi fantasmagórico, de noche en un bosque vemos las copas de los árboles mecidas por la brisa, hasta que un enorme ruido acompañado de luces extrañas hace que los árboles van cayendo en columnas espectrales, por un tiempo creemos es algo sobre natural, hasta que la cámara baja y vemos unas máquinas buldócer que avanzan por el bosque, hasta que se paran y vemos un paisaje desolador tras ellos. Luego vemos llegar a Amador (Amador Arias con un gran parecido con el cantante de Extromuduro, Roberto Iniesta) tras ser liberado de prisión, llegar a su pueblo a través de las verdes montañas, se acerca por el campo a su estoica madre Benedicta, esta lo ve y en vez de un abrazo, le pregunta, "Tienes hambre...", y pasa junto a él para hacerle de comer. Pero tras este comienzo sugerente entramos en una fase más lenta que los últimos céntimos de la carga de un depósito de gasoil. Nos sumergimos en una cotidianidad letárgica, donde priman los silencios adornados por música de Vivaldi, donde todo hay que presuponerlo, hay que rellenar demasiados huecos que se nos quieren hacer ver de hondura mediante miradas a la nada. En este bloque central solo destaco (aparte de la imagen comentada de Benedicta resguardándose de la lluvia), cuando Amador le explica a Benedicta que los eucaliptos extienden sus raíces durante kilómetros, como un saco viejo de patatas que impide crecer otras plantas, su madre le responde, “Si causan sufrimiento es que ellos sufren”, que se entiende que es una alegoría del carácter de su hijo, pero como esto no se rellena con una mínima introspección del personaje, pues no sabemos si es un pirómano realmente o fue encarcelado injustamente, no sabemos si es pirómano el porqué de esta patología mental, si es que está alienado, si fue por algún trauma del pasado, tras él hay la nada. Resto de momentos son de gran banalidad, como esa relación platónica entre la veterinaria y Amador, se sugiere atracción de ella por él, y no se sabe si es que ella tienen alguna parafilia para esto, pues no es entendible que le puede atraer de este ‘guaperas’ con una ‘labia’ y ‘simpatías’ sin igual (ataque de cinismo), a no ser, quizás, por imperativo del exiguo guión… (sigo en spoiler)
Pues sí, tiene hermosas tomas gracias a la preciosa cinematografía de Mauro Herce (que filma en super 16 mm), de los bosques en diferentes momentos de clima, envueltos en neblinas, lluviosos, con sol, el paisaje prima sobre el contenido, con esa grácil toma de la protagonista Benedictina refugiándose del aguacero en el interior de tronco hueco, adornando muchas tomas de música clásica, pero esto termina por ser un recurso artificioso. Pero esto o parecido ya lo hemos visto en muchos documentales (al menos yo) y pretendo que si estoy en un largometraje me cuenten una historia que me entretenga o emocione, y a esto no llega ni de lejos. Puede pretender Laxe proyectar un estado de ánimo lánguido, pero esto termina por impregnar al espectador (ósea, yo) de frialdad, no conecto con unos personajes con posibilidades de indagar en ellos pero terminan por ser figuras superficiales, y termina por importarme un bledo lo que les pase. La pretendida intensidad a la que se supone estamos en el rush final me resulta impostada, pues no se ha construido andamiaje alguno sobre el que depositar sensación alguna más allá de la vacuidad.
Tiene un inicio fascinante, cuasi fantasmagórico, de noche en un bosque vemos las copas de los árboles mecidas por la brisa, hasta que un enorme ruido acompañado de luces extrañas hace que los árboles van cayendo en columnas espectrales, por un tiempo creemos es algo sobre natural, hasta que la cámara baja y vemos unas máquinas buldócer que avanzan por el bosque, hasta que se paran y vemos un paisaje desolador tras ellos. Luego vemos llegar a Amador (Amador Arias con un gran parecido con el cantante de Extromuduro, Roberto Iniesta) tras ser liberado de prisión, llegar a su pueblo a través de las verdes montañas, se acerca por el campo a su estoica madre Benedicta, esta lo ve y en vez de un abrazo, le pregunta, "Tienes hambre...", y pasa junto a él para hacerle de comer. Pero tras este comienzo sugerente entramos en una fase más lenta que los últimos céntimos de la carga de un depósito de gasoil. Nos sumergimos en una cotidianidad letárgica, donde priman los silencios adornados por música de Vivaldi, donde todo hay que presuponerlo, hay que rellenar demasiados huecos que se nos quieren hacer ver de hondura mediante miradas a la nada. En este bloque central solo destaco (aparte de la imagen comentada de Benedicta resguardándose de la lluvia), cuando Amador le explica a Benedicta que los eucaliptos extienden sus raíces durante kilómetros, como un saco viejo de patatas que impide crecer otras plantas, su madre le responde, “Si causan sufrimiento es que ellos sufren”, que se entiende que es una alegoría del carácter de su hijo, pero como esto no se rellena con una mínima introspección del personaje, pues no sabemos si es un pirómano realmente o fue encarcelado injustamente, no sabemos si es pirómano el porqué de esta patología mental, si es que está alienado, si fue por algún trauma del pasado, tras él hay la nada. Resto de momentos son de gran banalidad, como esa relación platónica entre la veterinaria y Amador, se sugiere atracción de ella por él, y no se sabe si es que ella tienen alguna parafilia para esto, pues no es entendible que le puede atraer de este ‘guaperas’ con una ‘labia’ y ‘simpatías’ sin igual (ataque de cinismo), a no ser, quizás, por imperativo del exiguo guión… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… Para sacarnos de los pesaroso del desarrollo llega de improviso el incendio (que parte de la nada, nos e sabe si es provocado, accidental o producido por la naturaleza) que da título al film, pero es todo tan impersonal, como toda la película. Vemos como el director capta el encanto embrujador de las llamas engullendo el Paraíso que habíamos contemplado hasta entonces, los bomberos intentan detener el desastre, las gentes deben abandonar sus hogares, engulle casas, sufren los lugareños, pero no siento nada, quizás sea yo (no lo descarto), pero como no ha habido conexión emocional durante el minutaje siento un muro de sensaciones. Todo esto coronado con un epílogo torpe por el modo abrupto en que se termina, no se sabe bien que nos quiere decir el director, pues como no ha habido nada que nos haga sentir algo con el lacónico protagonista, lo que le pase me deja gélido. Y mientras salen los créditos finales siento que he estado en presencia de un bluff tedioso.
‘Laxe utiliza el sonido y la música para amplificar la agonía de la naturaleza, con una combinación de música clásica que reemplaza la banda sonora tradicional. Se utilizan composiciones de Antonio Vivaldi, como "Cum dederit" de Nisi Dominus, Salmo 126, interpretada por Sara Mingardo, o composiciones de Georg Friedrich Händel.’
Spoiler:
En el epílogo los lugareños atacan a Amador creyéndolo culpable del incendio, y esto se queda cojo, pues los bomberos pueden determinar si el fuego fue o no intencionado, y nada sabemos de eso. Y si es intencionado es normal que sospechen del pirómano. Y tras esto otra vez la nada, no importa si es culpable o no, es todo tan críptico como todo, y como ya he comentado al no haber empatía por el protagonista me importa nada lo que le pase.
Al menos, justo antes de este mencionado epílogo queda una trémula escena de un caballo cruzando desorientado las cenizas del paisaje apocalíptico quemado, acompañado de fondo por el tema “Suzanne”, de Leonard Cohen, hasta que los paran los lugareños y se dan cuenta de que está ciego, y me doy cuenta que siento más simpatía por este animal que sale unos segundos que por el anodino Amador cuando le dan la tunda.
A veces, el equipo tuvo que dejar de rodar para ayudar a extinguir el fuego. Todas las escenas de fuego fueron filmadas con una cámara Super 16 y sin ninguna manipulación de imagen, decidiendo tomar muchas escenas durante la noche para resaltar la "belleza" del fuego.
Laxe rodó en la aldea de su madre, en la que veraneaba de pequeño. Sus padres emigraron a París, donde él nació, y trabajaban de porteros en un distrito rico, el XVI. «Cuando veníamos los veranos no había carretera y bajábamos las maletas en la burra de mi abuelo», recuerda. «Tengo 37 años y he vivido la Edad Media». «Todos estamos condenados a la extinción, las dos únicas verdades de la modernidad, la ecología y la economía, nos lo dicen», reflexiona el director. «Yo he retratado valores rurales que se están perdiendo, he filmado a dos seres que siguen resistiendo. El elenco está formado por actores no profesionales del área de la Sierra de los Ancares , y está protagonizada por Amador Arias (paradójicamente guardabosques en la vida real) como Amador Coro, pirómano liberado de prisión después de ser declarado culpable de un incendio, y Benedicta Sánchez (83 años durante el rodaje) en el papel de Benedicta, su madre. La película comenzó a rodarse en marzo de 2018, entre sus ubicaciones se encuentran varios lugares en municipios de Cervantes y Navia de Suarna. El verano de ese año fue uno de los menos incendios en la historia reciente de Galicia, en contraste con la ola de incendios forestales en 2017.
No es que sea mala, es que me he aburrido cual visión del video de la boda de unos amigos. Mis expectativas estaban altas y me he dado de bruces con una película tan pretenciosa como huera, sintiendo que si encuentro al director le diría aquello de ‘Si no tienes nada que contar no lo cuentes’. Fuerza y honor!!!
‘Laxe utiliza el sonido y la música para amplificar la agonía de la naturaleza, con una combinación de música clásica que reemplaza la banda sonora tradicional. Se utilizan composiciones de Antonio Vivaldi, como "Cum dederit" de Nisi Dominus, Salmo 126, interpretada por Sara Mingardo, o composiciones de Georg Friedrich Händel.’
Spoiler:
En el epílogo los lugareños atacan a Amador creyéndolo culpable del incendio, y esto se queda cojo, pues los bomberos pueden determinar si el fuego fue o no intencionado, y nada sabemos de eso. Y si es intencionado es normal que sospechen del pirómano. Y tras esto otra vez la nada, no importa si es culpable o no, es todo tan críptico como todo, y como ya he comentado al no haber empatía por el protagonista me importa nada lo que le pase.
Al menos, justo antes de este mencionado epílogo queda una trémula escena de un caballo cruzando desorientado las cenizas del paisaje apocalíptico quemado, acompañado de fondo por el tema “Suzanne”, de Leonard Cohen, hasta que los paran los lugareños y se dan cuenta de que está ciego, y me doy cuenta que siento más simpatía por este animal que sale unos segundos que por el anodino Amador cuando le dan la tunda.
A veces, el equipo tuvo que dejar de rodar para ayudar a extinguir el fuego. Todas las escenas de fuego fueron filmadas con una cámara Super 16 y sin ninguna manipulación de imagen, decidiendo tomar muchas escenas durante la noche para resaltar la "belleza" del fuego.
Laxe rodó en la aldea de su madre, en la que veraneaba de pequeño. Sus padres emigraron a París, donde él nació, y trabajaban de porteros en un distrito rico, el XVI. «Cuando veníamos los veranos no había carretera y bajábamos las maletas en la burra de mi abuelo», recuerda. «Tengo 37 años y he vivido la Edad Media». «Todos estamos condenados a la extinción, las dos únicas verdades de la modernidad, la ecología y la economía, nos lo dicen», reflexiona el director. «Yo he retratado valores rurales que se están perdiendo, he filmado a dos seres que siguen resistiendo. El elenco está formado por actores no profesionales del área de la Sierra de los Ancares , y está protagonizada por Amador Arias (paradójicamente guardabosques en la vida real) como Amador Coro, pirómano liberado de prisión después de ser declarado culpable de un incendio, y Benedicta Sánchez (83 años durante el rodaje) en el papel de Benedicta, su madre. La película comenzó a rodarse en marzo de 2018, entre sus ubicaciones se encuentran varios lugares en municipios de Cervantes y Navia de Suarna. El verano de ese año fue uno de los menos incendios en la historia reciente de Galicia, en contraste con la ola de incendios forestales en 2017.
No es que sea mala, es que me he aburrido cual visión del video de la boda de unos amigos. Mis expectativas estaban altas y me he dado de bruces con una película tan pretenciosa como huera, sintiendo que si encuentro al director le diría aquello de ‘Si no tienes nada que contar no lo cuentes’. Fuerza y honor!!!