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Voto de TOM REGAN:
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Aventuras. Drama
Hispanoamérica, siglo XVIII. En plena jungla tropical junto a las cataratas de Iguazú un misionero jesuita, el padre Gabriel (Jeremy Irons), sigue el ejemplo de un jesuita crucificado, sin más armas que su fe y un oboe. Al ser aceptado por los indios guaraníes, Gabriel crea la misión de San Carlos. Entre sus seguidores está Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), ex-traficante de esclavos, mercenario y asesino, que buscando el perdón se hace ... [+]
3 de enero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
178/11(26/10/13) Memorable film británico del londinense Roland Joffré, una maravilla sensorial impactante desde su hipnótico inicio, riega el film con destellos de grandeza en lo que es una arrolladora crítica a la colonización europea de América, basándose en hechos reales que se derivaron del Tratado de Madrid. Producida por el afamado británico David Puttnam.
Mordaz guión de Robert Bolt (‘Lawrence de Arabia’), rezuma la historia de la complicada evangelización de los jesuitas a los guaranís, mezclándolo con una trama de redención y penitencia, construyendo poderosos personajes que emanan humanidad, sobresaliendo el magno duelo actoral entre Irons y DeNiro, con un desarrollo fluido, con escenas portentosas de fuerza de calado, con fascinante increscendo dramático que nos lleva a un estremecedor final. Mezcla la aventura épica, con el drama, con la reflexión moral, con la historia, ello en el marco de una sublime puesta en escena que aprovecha al máximo los descomunales paisajes selváticos.
La historia posee un lirismo visual glorioso, ambientación cumbre en la Historia del Cine, luciéndose en los antológicos parajes salvajes, un sobresaliente diseño de producción del gran Stuart Craig (‘Gandhi’) que se sirve de modo cuasi-divino de los escenarios de Colombia, Brasil, Argentina y Paraguay donde se filmó, excelente en su recreación de la ciudad y de las misiones, con un estupendo vestuario del italiano Enrico Sabbatini (‘Jesus De Nazareth’), esto glorificado por la sugestiva fotografía de Chris Menges (‘Los Gritos Del Silencio’), tiñe de mística nebulosa la mastodóntica jungla, resaltando los verdes de los vergeles, haciéndonos sentir la humedad de estos bosques amazónicos, consigue transportarnos lo más cerca al Edén que puedas estar, alzándose a cotas dedicas en las tomas de las acongojantes cataratas del Iguazú, a esto se suma la espléndida labor de sonido de Christopher Ackland (‘Las Amistades Peligrosas’) que nos envuelve en estas abrumadoras y atronadoras cascadas.
A estos memorables elementos se añade la apoteósica música del maestro italiano Ennio Morricone, simplemente una de las mejores compuestas jamás para el Cine, HITO que reside en el Olimpo de las Más Grandes Bandas Sonoras, HERMOSA composición que juega con los sonidos de la época litúrgicos mezclándolos con los sonidos de de flautas de pan guaranís, colosal el Ave María guaraní, este con unos trémulos coros, míticos los temas ‘Conquista’, ‘Penitencia’ o ‘Gabriel´s Oboe’, Morricone hace que su música se convierta en un canalizador de emociones conmovedor. Morricone definió su música como un dueto entre los temas guaranís y españoles.
El elenco actoral brilla a enorme altura, por supuesto sobresaliendo sus protagonistas, empezando por Jeremy Irons incólume, una labor tanto física como sentimental, es el reflejo de la bondad, de la pasión por la vida, es un idealista que topa con la realidad, pero sus principios no se doblegan, tiene una misión que está por encima de los pragmatismos de los pasteleos Imperiales, detenta una mirada limpia, bondadosa, cuasi-santa. Robert DeNiro compone a un tipo que evoluciona desde un esclavista sin escrúpulos, pasando por varias capas emocionales, de rabia, furia, venganza, autodestrucción, expiación de pecados, hasta encontrar un sentido a su vida en la ayuda altruista a los que antes atacó, gran metáfora de sentido de la vida, un hombre con descomunal determinación en todo lo que hace, un trabajo físico sublime, con un lenguaje gestual que destila profundidad, Magno. Hay un tercer vértice que con menos tiempo deja huella, es un admirable Ray McAnally, el intermediario papal, hombre preso entre lo que debe hacer y lo que desearía, emana pesadumbre y hastío, impregna a su personaje un tremendo carisma.
Del film manan algunas de las escenas más bellas y conmovedoras vistas jamás en una pantalla: El turbador inicio en medio de la Selva, los indígenas tiran amarrado a una cruz a un evangelizador por un rio, seguimos el curso de este resignado crucificado por los rápidos hasta que cae por unas colosales cataratas perdiéndose en la inmensidad, símbolo del sufrimiento de los misioneros jesuitas en su evangelización, o cuando Gabriel escala con fe las Iguazú, se introduce en la jungla, sabe que los guaranís lo espían, se sienta en una roca en medio de un riachuelo, saca el oboe y se pone a tocarlo, los indígenas salen conmovidos por la música, símbolo del poder universal de la música, o la antológica odisea de redención de Rodrigo acompañando a los misioneros, arrastrando como carga sus pesadas armas en una red, su culpa se ve reflejada en sus ojos, palpitante su subida por las cataratas Iguazú, como uno de los jesuitas le corta la cuerda pues cree que ya ha sido suficiente, la carga cae por una ladera al rio y Rodrigo sin mediar palabra baja saca la carga del agua y vuelve a amarrársela y sigue su penitencia, hasta que llega a la comunidad de guaranís que tiempo atrás el perseguía para esclavizarlos, estos lo miran asombrados, un niño indígena coge un cuchillo se dirige a Rodrigo y en vez de clavárselo le corta la cuerda de la expiación, esta cae tajo abajo, Rodrigo llora y los guaranís se ríen de él, símbolo de que lo han aceptado, perturbador tramo, estremecedor, 9 minutos Míticos en el Séptimo Arte, o cuando un niño guaraní canta el Ave María, o cuando el Cardenal Altamirano comunica a Gabriel que la Misión ha de desaparecer, un niño guaraní se acerca al jesuita y le dice algo en su lengua, el Cardenal le pregunta: <Qué han dicho?>, Gabriel <Han dicho que no quieren volver a la selva porque allí vive el demonio. Quieren quedarse aquí>, Cardenal <Y qué ha dicho vuestra merced?>, Gabriel <Que me quedaré con ellos>, conmovedor, y por supuesto su climático final en que las dos personalidades de Gabriel y Rodrigo chocan,… (continua en spoiler por falta de espacio)
Mordaz guión de Robert Bolt (‘Lawrence de Arabia’), rezuma la historia de la complicada evangelización de los jesuitas a los guaranís, mezclándolo con una trama de redención y penitencia, construyendo poderosos personajes que emanan humanidad, sobresaliendo el magno duelo actoral entre Irons y DeNiro, con un desarrollo fluido, con escenas portentosas de fuerza de calado, con fascinante increscendo dramático que nos lleva a un estremecedor final. Mezcla la aventura épica, con el drama, con la reflexión moral, con la historia, ello en el marco de una sublime puesta en escena que aprovecha al máximo los descomunales paisajes selváticos.
La historia posee un lirismo visual glorioso, ambientación cumbre en la Historia del Cine, luciéndose en los antológicos parajes salvajes, un sobresaliente diseño de producción del gran Stuart Craig (‘Gandhi’) que se sirve de modo cuasi-divino de los escenarios de Colombia, Brasil, Argentina y Paraguay donde se filmó, excelente en su recreación de la ciudad y de las misiones, con un estupendo vestuario del italiano Enrico Sabbatini (‘Jesus De Nazareth’), esto glorificado por la sugestiva fotografía de Chris Menges (‘Los Gritos Del Silencio’), tiñe de mística nebulosa la mastodóntica jungla, resaltando los verdes de los vergeles, haciéndonos sentir la humedad de estos bosques amazónicos, consigue transportarnos lo más cerca al Edén que puedas estar, alzándose a cotas dedicas en las tomas de las acongojantes cataratas del Iguazú, a esto se suma la espléndida labor de sonido de Christopher Ackland (‘Las Amistades Peligrosas’) que nos envuelve en estas abrumadoras y atronadoras cascadas.
A estos memorables elementos se añade la apoteósica música del maestro italiano Ennio Morricone, simplemente una de las mejores compuestas jamás para el Cine, HITO que reside en el Olimpo de las Más Grandes Bandas Sonoras, HERMOSA composición que juega con los sonidos de la época litúrgicos mezclándolos con los sonidos de de flautas de pan guaranís, colosal el Ave María guaraní, este con unos trémulos coros, míticos los temas ‘Conquista’, ‘Penitencia’ o ‘Gabriel´s Oboe’, Morricone hace que su música se convierta en un canalizador de emociones conmovedor. Morricone definió su música como un dueto entre los temas guaranís y españoles.
El elenco actoral brilla a enorme altura, por supuesto sobresaliendo sus protagonistas, empezando por Jeremy Irons incólume, una labor tanto física como sentimental, es el reflejo de la bondad, de la pasión por la vida, es un idealista que topa con la realidad, pero sus principios no se doblegan, tiene una misión que está por encima de los pragmatismos de los pasteleos Imperiales, detenta una mirada limpia, bondadosa, cuasi-santa. Robert DeNiro compone a un tipo que evoluciona desde un esclavista sin escrúpulos, pasando por varias capas emocionales, de rabia, furia, venganza, autodestrucción, expiación de pecados, hasta encontrar un sentido a su vida en la ayuda altruista a los que antes atacó, gran metáfora de sentido de la vida, un hombre con descomunal determinación en todo lo que hace, un trabajo físico sublime, con un lenguaje gestual que destila profundidad, Magno. Hay un tercer vértice que con menos tiempo deja huella, es un admirable Ray McAnally, el intermediario papal, hombre preso entre lo que debe hacer y lo que desearía, emana pesadumbre y hastío, impregna a su personaje un tremendo carisma.
Del film manan algunas de las escenas más bellas y conmovedoras vistas jamás en una pantalla: El turbador inicio en medio de la Selva, los indígenas tiran amarrado a una cruz a un evangelizador por un rio, seguimos el curso de este resignado crucificado por los rápidos hasta que cae por unas colosales cataratas perdiéndose en la inmensidad, símbolo del sufrimiento de los misioneros jesuitas en su evangelización, o cuando Gabriel escala con fe las Iguazú, se introduce en la jungla, sabe que los guaranís lo espían, se sienta en una roca en medio de un riachuelo, saca el oboe y se pone a tocarlo, los indígenas salen conmovidos por la música, símbolo del poder universal de la música, o la antológica odisea de redención de Rodrigo acompañando a los misioneros, arrastrando como carga sus pesadas armas en una red, su culpa se ve reflejada en sus ojos, palpitante su subida por las cataratas Iguazú, como uno de los jesuitas le corta la cuerda pues cree que ya ha sido suficiente, la carga cae por una ladera al rio y Rodrigo sin mediar palabra baja saca la carga del agua y vuelve a amarrársela y sigue su penitencia, hasta que llega a la comunidad de guaranís que tiempo atrás el perseguía para esclavizarlos, estos lo miran asombrados, un niño indígena coge un cuchillo se dirige a Rodrigo y en vez de clavárselo le corta la cuerda de la expiación, esta cae tajo abajo, Rodrigo llora y los guaranís se ríen de él, símbolo de que lo han aceptado, perturbador tramo, estremecedor, 9 minutos Míticos en el Séptimo Arte, o cuando un niño guaraní canta el Ave María, o cuando el Cardenal Altamirano comunica a Gabriel que la Misión ha de desaparecer, un niño guaraní se acerca al jesuita y le dice algo en su lengua, el Cardenal le pregunta: <Qué han dicho?>, Gabriel <Han dicho que no quieren volver a la selva porque allí vive el demonio. Quieren quedarse aquí>, Cardenal <Y qué ha dicho vuestra merced?>, Gabriel <Que me quedaré con ellos>, conmovedor, y por supuesto su climático final en que las dos personalidades de Gabriel y Rodrigo chocan,… (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
…Rodrigo le pide le bendiga antes del enfrentamiento, este le responde que si tiene razón en la lucha armada estará bendecido por Dios y si no la tiene de nada valdrá le bendiga, Gabriel < Si el poder tiene la razón, entonces no hay lugar para el amor en este mundo, puedo ser, puede ser. No tengo fuerzas, para vivir en un mundo así>, y llega la batalla, muy bien planificada y coreografiada, de un fatalismo tremebundo, de los que te hacen poner el vello de punta, de un calado enervante. Y como colofón su formidable epílogo. Vemos sentados a una mesa a Hontar, Cabeza y el cardenal Altamirano, este último habla:<Tenéis el descaro de decirme que esta matanza fue necesaria?>, Cabeza <Hice lo que tenía que hacer, dado el propósito legitimo que vos sancionasteis, yo diría que sí. A decir verdad si>, Hontar <No teníais elección, Eminencia. Tenemos que trabajar en el mundo. Y el mundo es así>, Altamirano <No señor Hontar. Nosotros lo hemos hecho así. Yo lo he hecho así>. Pasamos a ver las ruinas de lo que ha quedado de la Misión de San Carlos a través de los ojos de unos niños guaranís que se han salvado, la iglesia está quemada, hay un violín roto flotando en el río, una niña lo coge y lo lleva a una canoa donde hay más niños guaranís, la canoa se aleja mientras en off se oye la carta que el cardenal le ha escrito al Papa: <Así pues Su Santidad, vuestros sacerdotes han muerto y yo sigo vivo. En verdad, soy yo quien ha muerto y ellos son los que viven. Porque como ocurre siempre el espíritu de los muertos sobrevive en la memoria de los vivos>. Viéndose sobreimpresionado El texto de Juan 1:5 ‘La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella’.
El film se basa en hechos reales adaptados libremente, los jesuitas llegaron a estas tierras en 1609, las misiones eran florecientes cooperativas de cultivos, llegando a ser rivales comerciales de las urbes Buenos Aires o Asunción, siendo obstáculo para Portugal y sus ansias de expansión, reclamando un nuevo Tratado con España que supliera al Tratado de Tordesillas (1494) que saciara su hambre imperialista, esto provocó el Tratado de Madrid de 1750, en este acuerdo España cedía parte de lo que hoy es Paraguay a Portugal, en estas tierras había misiones jesuitas que los lusos no respetaron, estos no querían a los jesuitas en sus dominios, eran un obstáculo para convertir a los guaranís en esclavos, en contrapartida España obtenía la posesión de las Filipinas (ubicada en territorio luso por el Tratado de Tordesillas), el nuevo acuerdo establecía la frontera en Sudamérica entre las dos naciones, Portugal obtenía poder expandirse a lo largo del rio Amazonas. El cardenal Altamirano está inspirado en el jesuita Luis Altamirano, no era cardenal si no emisario, un andaluz que fue enviado por el también jesuita Superior General Ignacio Visconti en 1752 para mediar y supervisar en traspasar las tierras, siete misiones pasaron al sur y al este del Río Uruguay , España compensó económicamente a los jesuitas por los estimados 30000 guaranís de estas misiones y las tierras con sus cultivos. La lucha de guaranís contra hispanos y lusos pertenece a la Guerra Guaraní 1754-1756, en la los indígenas defendieron sus hogares de estos Imperios por las consecuencias del citado Tratado. El padre Gabriel se basa libremente en la vida real del jesuita de Paraguay Roque González de Santa Cruz, que al igual que ninguno de los jesuitas tomó las armas, es falso lo que expone la cinta, obedecieron fielmente a sus superiores, solo los guaranís lucharon contra los europeos. El argumento está sacado del libro ‘Las Ciudades Perdidas De Paraguay’ del padre jesuita estadounidense Clement James McNaspy que estuvo de misionero en la zona en el SXX.
Fascinante film de los que te dejará poso, te hará reflexionar sobre los mecanismos de comportamiento nuestra Historia en América, enmarcada esta OBRA MAESTRA en una sensorial propuesta que desborda la pantalla en BELLEZA. Fuerza y honor!!!
El film se basa en hechos reales adaptados libremente, los jesuitas llegaron a estas tierras en 1609, las misiones eran florecientes cooperativas de cultivos, llegando a ser rivales comerciales de las urbes Buenos Aires o Asunción, siendo obstáculo para Portugal y sus ansias de expansión, reclamando un nuevo Tratado con España que supliera al Tratado de Tordesillas (1494) que saciara su hambre imperialista, esto provocó el Tratado de Madrid de 1750, en este acuerdo España cedía parte de lo que hoy es Paraguay a Portugal, en estas tierras había misiones jesuitas que los lusos no respetaron, estos no querían a los jesuitas en sus dominios, eran un obstáculo para convertir a los guaranís en esclavos, en contrapartida España obtenía la posesión de las Filipinas (ubicada en territorio luso por el Tratado de Tordesillas), el nuevo acuerdo establecía la frontera en Sudamérica entre las dos naciones, Portugal obtenía poder expandirse a lo largo del rio Amazonas. El cardenal Altamirano está inspirado en el jesuita Luis Altamirano, no era cardenal si no emisario, un andaluz que fue enviado por el también jesuita Superior General Ignacio Visconti en 1752 para mediar y supervisar en traspasar las tierras, siete misiones pasaron al sur y al este del Río Uruguay , España compensó económicamente a los jesuitas por los estimados 30000 guaranís de estas misiones y las tierras con sus cultivos. La lucha de guaranís contra hispanos y lusos pertenece a la Guerra Guaraní 1754-1756, en la los indígenas defendieron sus hogares de estos Imperios por las consecuencias del citado Tratado. El padre Gabriel se basa libremente en la vida real del jesuita de Paraguay Roque González de Santa Cruz, que al igual que ninguno de los jesuitas tomó las armas, es falso lo que expone la cinta, obedecieron fielmente a sus superiores, solo los guaranís lucharon contra los europeos. El argumento está sacado del libro ‘Las Ciudades Perdidas De Paraguay’ del padre jesuita estadounidense Clement James McNaspy que estuvo de misionero en la zona en el SXX.
Fascinante film de los que te dejará poso, te hará reflexionar sobre los mecanismos de comportamiento nuestra Historia en América, enmarcada esta OBRA MAESTRA en una sensorial propuesta que desborda la pantalla en BELLEZA. Fuerza y honor!!!