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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Cine negro. Thriller Estados Unidos, Ley Seca, años 20. Relato sobre los diferentes caminos que siguen tres veteranos que se conocen durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Cuando regresan a América tras luchar por su país, tropiezan con el problema del desempleo y con grandes difícultades económicas. Uno de ellos (Lynn) seguirá con decisión el buen camino; otro (Cagney), amargado por la falta de futuro, no encuentra más salida que el contrabando ... [+]
14 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
174/09(09/10/19) Buena muestra de cine negro dirigido por Raoul Walsh, teniendo en su brillante protagonista James Cagney su gran baza. Un film con aspiraciones épicas en su mezcla de docudrama en un relato con visos (rancio) moralistas, es decir, se da una visión con voz en off incrustada en montajes de imágenes que pretenden ser una crónica de estos convulso años en USA, parecen de noticiarios de todo lo que aconteció entre final de la Gran Guerra, la promulgación en 1919 de la Ley Seca, el surgimiento en la década de los 20 de las mafias que se nutrían del alcohol, la batallas gansteriles atomizadas por la aparición de la mítica metralleta Tommy Gun, el posterior Crack de la Bolsa, y en 1933 dio final a la Ley Volstead. Estos temas serán el telón de fondo para la clásica historia de ascenso, consolidación y…, ello con el guión de Jerry Wald (“Cayo Largo”), Richard Macaulay (“A través del pacífico”) y Robert Rossen (“El buscavidas”) basada en el relato "The World Moves On" de Mark Hellinger, contratado por Jack L. Warner para escribir guiones. The Roaring Twenties fue la tercera y última película que Cagney y Bogart hicieron juntos (Las otros dos fueron Ángeles con caras sucias de 1938) y El chico de Oklahoma de 1939). Walsh imprime un ritmo trepidante, donde la acción va siempre hacia adelante, con continuas elipsis (unas mejor utilizadas que otras), sintiéndonos el protagonista que primero se ve fuera de lugar tras licenciarse del ejército, y luego por azar se ve envuelto en una espiral de ambición que lo eleva a los altares del trono criminal con un Imperio tras la fachada de empresa de taxis, corona esta que debe proteger ante las demás bandas. Todo en un crescendo dramático bien llevado, con acción, atracos, tiroteos, dosis de humor, con un romance por medio que será el detonante final del intento de redención del protagonista, hasta desembocar en un famoso final. Ello tratando temas como la amistad, la avaricia, la traición, el amor, la corrupción, o la redención. Como hándicap tiene algunos recursos que no han envejecido bien, con algunos desequilibrios que dejan algunas incoherencias y agujeros difícilmente salvables.

“Ahora la ley seca ya es parte de la vida americana, igual que el incumplimiento de la misma. Los universitarios, e incluso los estudiantes de secundaria que nunca habían bebido antes, descubren que pueden comprar licores fuertes con la mayor facilidad. La petaca es parte integral del panorama nacional, en los partidos de futbol, en los coches…” (La voz en off de … presentado la Ley Volstead). Descripción de cómo lo prohibido concibe morbo y deseos de obtenerlo, esta hipocresía moral proyectable al mundo de las drogas hoy día.

Asistimos al retrato de personalidad de un tipo cualquiera (Eddie) que tras servir a su país en la Gran Guerra se encuentra sin trabajo, y ante la oportunidad de dinero fácil decide embarcarse en ella, y lo veremos empezar de cero, primero de comprador al por mayor distribuyéndolo por la ciudad en su flota de taxis, y luego convirtiéndose produciéndolo con métodos muy “profesionales” en una bañera, y etiquetándolo (falsamente) con marcas prestigiosas para vender más caro, total, a los clientes les entra más por lo ojos la etiqueta que el sabor. Vemos las disputas con competidores, zanjadas con batallas con robos de mercancía de unos a otros, con tiroteos y muertos. Pero nada es eterno.

Walsh sabe imprimir vigor al desarrollo, sabiendo fijar la cámara en cada momento adecuado para emitir emociones, en las miradas, en los objetos, en las elipsis, en ese modo de escuchar Eddie una canción que le trae dulces recuerdos, con ágil delineación de protagonistas, componiendo un microcosmos mucho más complejo y ambiguo que primera vista pueda parecer, pues la corrupción está presente en todos los substratos y no escapa nadie. Esa joven Jean a la que Eddie ayuda a ser cantante, a la que ayuda económicamente, a la que hace regalos costosos, a la que da su cariño, ella en cambio le paga yéndose con su mejor amigo; Este su mejor amigo Loyd, es un abogado moralista que aconseja a Eddie que deje su Imperio de alcohol y se dedique a algo lícito, pero por otro lado si coge los talones de Eddie provenientes del hampa; Tampoco Lloyd duda en ascender en la fiscalía con información obtenida cuando servía a la mafia, algo precisamente no muy aleccionador; Y es que la perdición de Eddie es depositar su confianza en amistades no fiables, y por el contrario no saber apreciar a la gente que lo ama (Panama Smith).

James Cagney borda (como siempre) su actuación de Eddie Bartlett, con una energía y vitalidad sublime, derrocha vitalidad, ímpetu, tipo con código moral férreo, leal a sus amigos, poseedor de una expresividad portentosa, capaz de transmitir toda un arsenal de emociones, desde la rabia, la alegría, dolor, resignación, melancolía, frustración y amor, maravilloso. Memorable justo antes del clímax final como se para frente a un piano a escuchar la versión de "Melancholy Baby", la primera canción que cantó Jean en su local, haciéndole recordar a su gran amor Jen; Humphrey Bogart todavía enrolado en papeles secundario de malo malísimo, da un cariz sarcástico y con gran química con Cagney, me chirria el modo de caricaturizarlo en su enfrentamiento final con Eddie; Gladys George como Panamá es la otra gran actuación, el modo enternecedor en que interactúa con Cagney resulta entrañable, desprendiendo amor que no sabe no será correspondido, lo sabe porque él le coge la mano fraternalmente mientras mira él a Jen de modo amoroso; Priscilla Lane como Jen da una interpretación correcta, demasiado plana; Frank McHugh como Danny, el fiel amigo de Eddie hace buena labor sobre todo como recurso humorístico desengrasante; Jeffrey Lynn como Lloyd, es lo más parecido a la brújula moral de la historia, me queda muy blandito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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