251/05(02/10/10) Enésima demostración de que Woody Allen se encuentra a la deriva, incapaz de ofrecernos algo que este a la altura del autor de ‘Días de radio’, ‘Zelig’, ‘Manhattan’, ‘Misteroso asesinato …’, ‘Balsa sobre …’, ‘Annie Hall’ y unas cuantas más, repite la misma historia una y otra vez, y eso que el punto de partida no está mal, por cierto, se copia a sí mismo en la idea de sentar a un grupo de intelectuales a una mesa y contar historias, ya lo hizo en ‘ Broadway Danny Rose’, el hecho de querer contar una misma historia desde dos puntos de vista, uno enfocado hacia el drama y la otra para que sea una comedia es muy prometedora, pero en su desarrolla naufraga más que el Titanic, por momentos no se sabe en qué relato hay que reír y en cual estar triste, de hecho los me han dejado frío, quizás debían haber metido risas y llantos enlatados para guiar al espectador, y es que no me mueven sentimiento alguno, más allá de querer ser cliente del agente de Will Ferrer, pues alguien que haya convencido a Woody de que es un actor es mi ídolo. La cinta discurre sin sobresaltos, muy lineal, todo muy previsible, los que son actores (ya he dicho antes que Will Ferrer no lo es) cumplen el trámite sin más, tampoco con este inane material pueden hacer milagros, el resultado es un producto insustancial, sin chicha, que solo puede gustar a los incondicionales de Woody. Y es que Allen cuenta lo de siempre, gente que busca desesperadamente ser amada, gente de clase media alta, problemas de matrimonio, infidelidades, personas inseguras y que a veces tienen suerte y encuentran lo que anhelan, por no decir la sempiterna escena de alguien queriendo tirarse de un edificio, y es que parece ser que hace tiempo que este enclenque realizador se le agotaron las buenas ideas, se toma el cine como una máquina de hacer churros, se dice que tiene que hacer un film por año, y lo hace, lo de menos es la calidad, si por lo menos el no hiciera el guión o se basara en algún libro, a lo mejor así mostraría algo de frescura, pero no el tiene que ser un hombre-orquesta, y un hombre-orquesta nunca hará un gran concierto. Recomendable a los incondicionales del director neoyorkino. Fuerza y honor!!!