336/14(18/11/11) Interesante y singular film británico realizado por el danés Nicholas Winding Refn, una rareza difícil de catalogar, drama, género carcelario, biografía, tiene toques de humor sutil, le falla el guión, todo lo demás raya a buena altura, pero sobre todo es Tom Hardy. La narración la lleva a cabo el propio Bronson (Magno Charles Bronson), desde una platea de teatro donde cuenta con un intenso monólogo su tormentosa vida, el protagonista Tom Hardy está inmenso, una portentosa interpretación que consigue llevar todo el peso del relato de modo soberbio, un trabajo tanto físico como emocional que transmite la rebeldía sin causa que lleva consigo este misántropo enfermizo, este hiperviolento por naturaleza, su lenguaje gestual es prodigioso, si esta histriónico a veces es que su rol lo requiere, necesita de esa fuerza brutal descontrolada para que nos roce su energía lunática. La historia se basa en la vida real del dicen el preso más famoso de Gran Bretaña, Michael Peterson alias Charles Bronson, por el famoso actor, un tipo que en 1974, con 22 años ingresó en prisión por robo, 7 años de condena, pero su mal y salvaje comportamiento doblaron la pena, salió en 1988 y tras 79 días libre (en este periodo adoptó el apodo) volvió a la cárcel por robar un anillo, allí está todavía, la mayor parte del tiempo recluido en aislamiento. La puesta en escena resulta muy atractiva, bebe del videoclip, una excelente fotografía de Larry Smith (‘Eyes Wide Shut’) combinado con una banda sonora que alterna música clásica como Verdi o Wagner con New Order o Pet Shop Boys, ello en una apología estética compleja de la violencia que entronca con ‘La Naranja Mecánica’ de Kubrick, el problema es que Stanley esto lo trataba en un contenido evolutivo y Refn lo plasma hueco, sin más contenido que un montaje trepidante donde se suceden escenas impactantes de brutalidad donde la sustancia solo parece estar en un bucle con el mensaje de, que hacemos con los presos que no se pueden reinsertar? El protagonista no tiene desarrollo, no avanza ni retrocede, en su desmesura es plano, no se analiza si es culpa de la sociedad, el interés del realizador va por una estética visual impactante, anhela tapar con su pretenciosidad hueca la superficialidad del argumento, entretiene, te engancha pero al acabar te queda la nada de sustancia, no hay profundidad tras la magna actuación de Tom Hardy. Recomendable a los que quieran ver un actor colosal. Fuerza y honor!!!