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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Aventuras. Fantástico. Terror. Comedia. Acción Inglaterra, siglo XIII. Las fuerzas del Mal ejercen su reinado en la Edad Media. Valerosos caballeros se disponen a entrar en desigual batalla, mientras los atemorizados campesinos se refugian tras los muros del castillo. Todo cambia con la inesperada llegada de un nuevo héroe, provisto de sofisticadas armas y que dice provenir del siglo XX. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
150/11(15/11/18) Divertida tercera y última entrega (en cine, ha continuado en serie tv) de las andanzas del dependiente del supermercado AshWillims, para la saga “Evildead”, creada por Sam Raimi. Cinta escrita por el propio Sam junto a su hermano IvanRaimi (“Darkman”), que aúna comedia, terror y aventuras en el marco del sub-género de fantasía de espada y brujería. En esta entrega el guión aleja al protagonista de la cabaña y bosque de las dos primeras para sumergirlo en la Eda Media, donde tendrá que luchar contra los no-muertos.Producida como parte de un acuerdo de producción con Universal Studios después del éxito financiero de Darkman. En el devenir de la trilogía humor se fue apoderando más y más del metraje, hasta desembocar en esta que resulta más parodia que terror, este tratado de modo bufo.Sam Raimi sacó de una variedad de fuentes, incluyendo la literatura con “Un yanqui en la corte del rey Arturo” de Mark Twain, “Los viajes de Gulliver”, películas como “El séptimo viaje de Simbad”, “Jason y los Argonautas”, “Los tres chiflados”, “Conan el bárbaro”, “StarWars”, e incluso veo trazas de la serie “El equipo A”. Siendo la gran estrella un Bruce Campbell desatado que da rienda suelta a su vis cómica y física arrolladora, rol de arrogante machista que emula de modo sarcástico a clásicos héroes del género aventuresco, que sin saberse porque (en las dos primeras partes ni las muestra, ni se dan pistas) tiene habilidades para la lucha con espada, monta a caballo, hace mil acrobacias, y tiene conocimientos en mecánica que ni McGiver, buscarle sentido a esto sería como querer explicar de dónde saca los cartuchos para su escopeta de calibre 12 en la Edad Media. Recaudó $ 21.5 millones en total sobre un presupuesto de $ 11 millones.Película dedicada a Irvin Shapiro (productor de las dos primeras partes), quien murió durante la producción de la película en 1989 en el día de Año Nuevo.

La cinta solo pretende ser un pasarratos ameno y distendido, donde nada se toma en serio, donde la historia es mero McGuffin para desarrollar algunas set pieces atractivas, aunque orgánicamente el ritmo sufre de algún desequilibrio, y los personajes carecen de mínima profundidad. Posee un inicio irregular, donde salvo la escena en el pozo (influenciada por otra de “StarWars”), lo demás peca de simplista, hasta que se queda solo en un viaje Ash en busca del Necronomicon y el film remonta, con un ritmo trepidante se suceden los gags propios del cine mudo de humor, donde se da un descacharrante duelo de múltiples doppelganger, un show delirante en un molino (con unos f/x ultra-cutres de pantalla retroproyectada que canta), con golpes, caídas, desvanecimientos (tras lo que se da una parodia de “Los viajes de Gulliver”), quemaduras, pinchazos, resbalones, o posesiones (nunca fue mejor utilizado el palabro), para desembocar todo en un altar y el ya (para mí) mítico balbuceo, tras lo que se desencadena el resurgir de los muertos.

Esta cinta se nota algo más mansa de gore con respecto a las anteriores, y es que la sangre solo aparece en un “geiser” fuera de campo, resto queda anulad. Quizás también porque el tono salvaje está también atenuado, enfocando la acción hacia lo guiñolesco y risible, donde la tensión e intensidad ni están, ni se les esperan.

En esta entrega se nota el presupuesto ha aumentado, lo que antes era algo cuasi-minimalista circunscrito a una cabaña, aquí se atomiza a un castillo medieval, con sus vestimentas, sus armas propias del momento, unos efectos especiales más trabajados (aunque quedando esa impresión artesanal tan de la saga en sobre todo la escena con los mini-clones, donde la pantalla al fondo de estos queda diáfana), estos f/x tienen su festín en el rush final que da título al film, con el ejército de los esqueletos, formado por actores reales y títeres diseñados para ser esqueletos andantes. Los esqueletos de combate recuerdan los efectos especiales seminales de stop-motion desarrollados por Ray Harryhausen en los años 50. Aquí se integran de manera efectiva con los actores en vivo en las secuencias de batalla. Que se noten rudimentarios en ocasiones sirve para potenciar la sensación entusiasta de Grand Guiñol.

Bruce Campbell se nota crecido en el rol de Ash, pícaro, lenguaraz, ocurrente, altivo, mostrando una clara evolución en el personaje, especie de Terminator con su mano mecanizada (u homenaje a Luke Skywalker?), con su motosierra, con su Remington de dos cañones recortados del calibre 12 (delirante la publicidad que hace de ella en su presentación en el film, “fabricada en Grand Rapids-Michigan). El actor con su rostro de mandíbula cuadrada da bien con el perfil de socarrón nihilista-egoísta, con continuas bromas, con torpezas, olvidos, y luego amoldándose bien a las escenas de acción. En este caso incluso el actor debe desdoblarse en Héroe y Villano (hay un tramo en que son varios villanos), creando al antagonista con aspecto cadavérico y de personalidad toon; Resto de actores quedan relegados a figuras percha, sin alma, ejemplo es Embeth Davidtz con un rol femenino de interés amoroso para Ash, resuelto en apenas dos trazos, señal de lo poco que Raimi le aporta, más bien expuesto como una parodia de los romances del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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