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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Aventuras. Drama Cuando un avión de carga se ve obligado a aterrizar en pleno desierto del Sahara debido a una tormenta de arena, la única esperanza de salvación para los viajeros, es seguir las instrucciones de un proyectista de aviones alemán que les propone construir un aeroplano a partir de las piezas del avión averiado: el "Fénix". En caso contrario, todos estarían condenados a morir de insolación o de inanición. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
225/13(14/08/23) Infravalorado film de aventuras enmarcado en la vertiente supervivencia, loando en ello el espíritu innato del ser humano en sobreponerse a lo imposible. Hace décadas, cuando lo vi por vez primera me atrapó, me hizo uno más de ese grupo de ‘náufragos’ de un accidentado avión en medio de la nada del desierto saharaui (aunque filmado en USA), me hizo sentir la ansiedad y angustia vital, me enganchó en su sub trama de thriller psicológico que sobre todo se establece entre el piloto Towns, encarnado por un sensacional James Stewart, componiendo a un tipo complejo, alejado de los héroes monocordes, con dudas y pesares, emite amargura, desea ser el líder, se siente responsable del accidente, se enfrenta a un teórico, una mente fría y calculadora, que puede tener la vía de escape en su mente, chocando su intrépido plan contra el liderazgo de esperar como mansas ovejas a que los rescaten, el teórico Dorfmann, al que da vida un brillante Hardy Kruger ("Los hombrecitos de las computadoras van a heredar la tierra, y es triste pensar que Dorfmann no estará presente, pero él de alguna manera ya lo sabe", le dicen despectivamente), ofrece una actuación formidable como la antítesis de Frank, rígido, altivo ("Es precisamente esa la reacción que debí haber esperado de un hombre de sus obvias limitaciones"; "Eso es precisamente lo malo, lo ha practicado todo y no ha aprendido nada" son algunas de sus punzantes frases)darwinista frente a la humanista visión del panorama del piloto, donde su condición de alemán agrega un sub texto hijo de la Segunda Guerra Mundial, se comporta como un oficial cuasi-nazi cuadriculado. Entre los dos surgen duelos donde aflora llamas den sus argumentos. Colisión cuasi arbitrada por el asistente del piloto Lew, al que embiste un fenomenal Richard Attenborough, un alcohólico que lucha por dejar de serlo, tipo con aristas en sus fragilidades, que sin embargo se convierte en el verdadero ‘guía’ de los varados, sabiendo intermediar entre los dos egos enfrentados, teniendo que ‘torear’ sus caprichos y complejos para intentar que el plan puede llevarse a cabo. Entre el posterior director oscarizado de “Gandhi” y Stewart hay una fabulosa química, sus ententes son deliciosos en la humanidad que transpiran.

Film dirigido por un espléndido Robert Aldrich, especialista en repartos corales cargados de testosterona, poblado de seres cuasi-marginados (un piloto venido de vuelta, un asistente borrachín, un obrero despedido por desequilibrado mental, un soldado cobarde,…), véanse sus “Attack!”, “The Dirty Dozen”, o “The Longest Yard”, con guion de Lukas Heller (guionista de cámara de Aldrich colaborando con él en films como “Que fue de Bay Jane” o “Doce del patíbulo”), adaptando en este caso la novela homónima de 1964 de Trevor Dudley Smith, relato que recuerda a la posterior historia real (también llevada al cine con el título “Viven!”), del accidente de un avión en medio de los Andes en 1972, aunque no en su resolución, si en como un jet sufre un accidente en medio de un terreno hostil (en este caso en un inhóspito lugar en la cordillera andina), primero esperan a que los vengan a rescatar, pero finalmente, ante la inminente escasez de avituallamiento (no entraré en como resisten), deciden ser ellos los que busquen la ayuda (en este caso enviando a alguien en busca de llegar a la civilización). Además de los mencionados, entre el reparto están los estupendos Peter Finch, Ernest Borgnine, Ian Bannen, Ronald Fraser, Christian Marquand, Dan Duryea y George Kennedy.

Una radiografía habilidosa sobre la Condición Humana, cuando salen a flote la verdadera personalidad, que es en cuando está al límite, las caretas caen, saliendo a flote lo mejor y lo peor, la solidaridad vs el egoísmo, el altruismo vs la arrogancia, el liderazgo vs el individualismo, la valentía vs la cobardía, el valor de la veteranía vs el arrojo de la juventud con su ingenio de los ´números’ de los nuevos tiempos. Un punzante estudio de la mecánica de los grupos puestos al borde del abismo, ello con sus dilemas morales, salpicando de dificultades la odisea que hace que manen reflexiones ricas en cada decisión, todas discutibles, y todas con sus taras.

Un análisis agudo sobre los liderazgos, sobre como ganárselos, sobre la camaradería. Todo ello proyectando realismo, hombres comunes enfrentados al vació, con ritmo sostenido, que hace sus 142 minutos discurren de modo fluido, con intensidad dramática con diálogos sustanciosos, con colisiones chispeantes, con unas actuaciones sólidas, sabiendo dosificar cada tono del film, notándose mano maestra del experimentado director, haciéndonos empatizar con los personajes, haciéndonos ver su cansancio vital, gradualmente el físico decrépito, a lo que ayuda su gran maquillaje (aunque echo en falta algo de realismo en que hubieran adelgazado algo, pues no se nota, amén de que no entiendo como no les crece barba, y no me vale que se afeiten, pues eso conllevaría gastar agua, y sería pegarse tiros en el pie ante la escasez; no todo es perfecto en la peli), nos hace sentir el calor abrasador, la desesperanza, primero y luego la ilusión, y con ello sintiéndonos emocionados en su clímax final de incógnita. A todo esto, ayuda y mucho la formidable cinematografía de Joseph F. Biroc (“Que bello es vivir” o “El Coloso en llamas”), con planos generales que colocan en la inmensidad hosca al grupo, en miscelánea con la música de Frank De Vol, creando una atmósfera tórrida de hastío, así como epopéyica cuando debe, haciendo brotar sensaciones. La Ilusión es un gran parte del film, pues lo dice muy bien Lew ("Es posible que no vuele, o que vuele y luego nos mate, pero hay una posibilidad en un millón de que, si puede funcionar, Dios mío, yo prefiero eso a quedarme sentado esperando a que llegue la muerte"), al menos la esperanza nos da ilusión por respirar (o más o menos dice eso).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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