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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
4
Intriga Película inspirada en las novelas del escritor inglés Arthur Conan Doyle. El célebre detective Sherlock Holmes y su fiel compañero Watson viajan a Madrid para investigar unos crímenes que parecen estar relacionados con el mítico asesino Jack el Destripador. Severa denuncia de la corrupción que anida en todos los centros de poder. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
156/11(15/09/15) Fallida última obra de José Luis Garci, un realizador de los que provoca filias y fobias, yo en encuentro entre los primeros, me gusta su estilo de cine atemporal, añejo, clásico, pero en esta cinta me es imposible defenderla. Una revisión castiza de los icónicos Holmes y Watson despojada de cualquier atisbo de ritmo, de fuerza, de calado, es un film sin alma, lento, espeso, pretencioso, adolece de una falta de ritmo alarmante, hay unos afamados detectives, pues uno espera una investigación, espera el arte de la deducción holmesiano, pues nada, esta popular pareja se pasa el tiempo entre restaurantes, cabarets y saraos varios, en medio de diálogos pomposos, de los que desconectas y miras el reloj. Sumerge a los protagonistas en uno de sus mantras cinematográficos, Madrid, lo mostró en su cine negro “El crack”, lo exhibió en la post-guerra civil en “Tiovivo c.1950”, nos lo enseñó en la mítica fecha del 2 de mayo en “Sangre de mayo”, aquí expone el de finales de SXIX, pero es una ciudad en su mayoría de interiores, solo destaca en los exteriores el parque del Retito y su Casa de Cristal. Al parecer en 1998, paseaban juntos Eduardo Torres-Dulce y José Luis Garci por la calle Génova de Madrid, y se les ocurrió la idea del choque de culturas que supondría traer a Sherlock Holmes a la España de Pío Baroja o Benito Pérez Galdós, el «Macguffin» sería que Jack el Destripador quizás esté cometiendo crímenes en Madrid, esta idea sobre el papel resulta atractiva, pues cual prestidigitadores los guionistas Andrea Tenuta (esposa de Garci), María Sanromán, y el propio director consigue cercenárselo, nos deslizan por un universo de personajes acartonados, cargantes, que se expresan de modo artificiosos, resabiado, intentando trascender y lo que provocan es hastío.

El espectador que espere intriga, misterio, suspense, se llevará un chasco infinito, pues la historia carece de todo esto, convirtiéndose la película en una sucesión de set pieces, que discurren sin ingenio, ni chispa, ni frescura, oliendo peligrosamente a rancio, en un devenir que avanza hacia la nada, terminando por hacer una letanía su metraje excesivo para lo poco (es decir mucho) que cuenta. Garci nos habla de los peligros del progreso, de lo que arrastra la rapidez del futuro, de la podredumbre moral, de la corrupción del poder, de la individualidad como forma de libertad, y más temas tratados de forma desangelada y superficial, y es que no funciona ni como thriller policiaco, ni como fresco cultural de época.

Garci realiza un tipo de cine reflexivo, pausado, introspectivo, pero a pesar de esto ha habido films suyos como “El crack” que ha sabido imprimirle personalidad y ramalazos de nervio inteligente, pero aquí esto está ausente, estos protagonistas quedan reducidos a meros bustos parlanchines con mucha verborrea petulante, donde lo único que parece importarle a Garci es que veamos el Madrid decimonónico, todo lo demás es una excusa baldía, una presunta caza detectivesca del asesino más famoso de la historia se torna en algo naif, donde termina por no importar ni quien, ni porque. Garci intenta hacer más humanos a los detectives londinenses, con mas labia filosófica, y lo que consigue es desvirtuarlos, a Conan Doyle le hubiera molestado y mucho esta revisión plúmbea de sus iconos. Hay una ristra de diálogos que van de lo absurdo a lo risible, hablando de perros policías, del jamón, de las porras, de los toros, del cocido, del flamenco, llegando a dar vergüenza ajena, se suman unos decorados del gran Gil Parrondo que aquí cantan son propios de teatro, quizás para no desentonar con ese aire dormido de la acción.

La historia se mueve a trompicones, en medio de charlas fatuas, con un hilo conductor con el que arranca y que se pierde por el camino, con algunos affaires amorosos chirriantes, llega a tomarse en serio a si misma de modo sonrojante, con cameos surrealista (ridículos), como el de Alberto Ruiz-Gallardón con esa barba seguro comprada en los chinos, pues no puede cantar más, está bien que Gallardón pidiera a Garci interpretar a su tío abuelo Isaac Albéniz, pero porque Garci lo deja cual payaso?

Otro dato a destacar por lo que cruje es el manejo que tiene Garci del manejo del inglés para los detectives, salva esta barrera idiomática cuando llegan a España de modo chusco, de vez en cuando y sin venir a cuento remarcan algunas palabras en inglés, destacando por lo estridente cuando pronuncian un nombre en la lengua shakesperiana, esto llega a molestar pues se nota impostado, desvía de mala manera la atención.

La puesta en escena como ya he comentado rezuma un marcado tono teatral, decorados bonitos pero cantan son de cartón piedra, el rodaje ha sido en los exteriores escasos de Alcalá de Henares, en El Retiro, el barrio de los Austrias y el Barrio de las Letras de Madrid, y en los interiores en los baños de Medina Mayrit de Madrid y en los estudios de Telemadrid, Garci firma el montaje y lo hace del modo más cansino, no lo siguiente, con una de sus marcas, los fundidos y encadenados de escenas a fotos antiguas a modo de reforzar la ambientación, recurso claramente traído gracias a su escaso presupuesto, esta falta se nota. Se agradece la música que se oye de Isaac Albeniz. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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