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Voto de TOM REGAN:
9
2004
David Milch (Creador), Ed Bianchi ...
7,8
11.055
Serie de TV. Western. Drama
Serie de TV (2004-2006). 3 temporadas. 36 episodios. Ambientada en los Estados Unidos, en la época de la fiebre del oro (1876). Poco después de la última acción del general Custer, en Black Hills surge una ciudad fronteriza, que es testigo de la implacable lucha de los pioneros por el poder. Entre los colonos había gente muy heterogénea: un hombre de leyes retirado, el intrigante propietario de un salón, el legendario Wild Bill Hickok o ... [+]
5 de noviembre de 2010
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
270/22(24/10/10) Cuéntame la historia de un pueblo y te contaré la historia de un país. Esto es esta soberbia serie, es el épico relato de la construcción de una Nación, Estados Unidos, y Al Swearengen (Bestial Ian McShane) es el mástil en el que se apoya la bandera, es la ambigüedad moral, es la manipulación, es la inventiva, es el genio, es la raza, es un sociópata, es sanguinario, es compasivo, es un creador, es un destructor, es un dios, es un político, es Satanás, y él somos un poco todos, nos guste o no. La serie se viste del Oeste para desmitificarlo y contarnos en realidad una historia universal, como es la historia real del nacimiento de un pueblo, Deadwood, empieza poco después de la famosa derrota del General Custer en Little Big Horn, cerca de allí se desarrolla la acción, con la aparición de oro en las Black Hills nace esta villa, un lugar sin ley pues todavía no se sabe a qué estado pertenece, al que van llegando todo tipo de personajes en busca de fortuna, unos con más suerte que otros, pero donde solo los más fuertes y menos escrupulosos sobrevivirán, y aquí el más duro es Al Swearengen, dueño del primer burdel del lugar, un tugurio de mala muerte desde el que controla todo lo que sucede, se dedica a la prostitución, al juego, al tráfico de opio, al robo, a timar a los incautos, e incluso a la política, todo ello con la ayuda de varios esbirros, entre los que destacan un violento Dan Dority (magnífico W. Earl Brown) y EB Farnum (excelente William Sanderson), dueño de un hotel, el doctor de esta singular urbe es Cochran (Soberbio es quedarse corto, Brad Dourif compone a un doctor sublime), a Deadwood llegan personajes como Seth Bullock (buen Timothy Olyphant), un ex-sheriff comerciante, Wild Bill Hicock (Majestuoso Keith Carradine), Charlie Utter (gran Dayton Callie), socio de Hicock, Calamity Jane (histriónica Robin Weigert), Cy Tolliver (Powers Boothe), dueño del otro burdel, George Hearst (gran Gerald McRaney)y más y más, todos estas personas son reales. La puesta en escena de la serie resulta colosal, inspirada en el feísmo muy acorde con la realidad, calles eternamente embarradas, prostitutas demacradas y sucias, la gente con ropas asquerosas y rotas, gentes que se nota no saben lo que es asearse, con un decorado de pueblo fastuoso, de un realismo que asusta, una recreación sublime. La historia es coral y el hilo conductor es controlar un pueblo en el que diferentes grupos van luchando unos contra otros, como si de mafias se tratara, para ello no dudan en robar, en manipular la prensa, en sobornar a comisarios y jueces, por supuesto a asesinar, vamos, lo que viene llamándose hacer política, y donde no hay ni malos ni buenos, únicamente gente que lucha por sus intereses, es la ambigüedad moral más absoluta. Los habitantes de Deadwood es el crisol en el que se refleja esta nación, está compuesto por ingleses, suecos, chinos, austriacos judíos, chinos, negros, etc, incluso personas nacidas en América.
Spoiler sin spoilers
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spoiler:
El guión es descomunal, consigue envolver a lo que vemos en un aura de tragedia shakesperiana, dotado de diálogos antológicos, con escenas de las que se te quedarán en la retina para los restos, botones de muestra son los tensos encuentros Bullock-Swearengen, culminados en una sublime pelea, los monólogos de Swearengen, unas veces hablándole a la cabeza de un jefe indio y otras mientras le hacen una felación, o las secuencias de la enfermedad de Swearengen, o la pelea de los dos colosos, Dan y Joe Turner (el guardaespaldas de Hearst), o tantas y tantas otras. La serie a la que asistimos tiene multitud de aristas, pero me quedo con la de que es un fresco histórico de cómo funciona el capitalismo más atroz, un sistema feroz que aplasta a los débiles (después se los llevan a los cerdos del chino Wu para que se los coma) y a la vez es el motor por el que esta nuestra civilización, que es ni mucho menos perfecta, pero la competencia es lo que nos hace avanzar. Como defectos, que los tiene, está que algunas subtramas y personajes resultan lastrantes, como la insoportable Calamity Jane (Robin Weigert), insufrible, siempre borracha, gritando e insultando, cargante hasta el hartazgo, también chirría el reverendo Smith (Ray McKinnon), un tipo que va degenerando en su locura y aporta cero al peso de la serie, tampoco entiendo que aporta Jack Langrishe (Brian Cox) con su compañía de teatro, o el sector dedicado a los dos negros no se sabe a qué viene, más allá de que todos estos personajes son reales y pasaron por Deadwood, algunas cosas más no aguanta el peso de este glorioso trabajo, estos daños apenas bajan calidad a un producto tan soberbio. La serie estaba pensada para una temporada más, al final lo dejaron en dos telefilms que darían el broche final, pero lo más que probable es que su descorazonador final de tercera temporada sea definitivo ya que incluso los fastuosos decorados han sido desmantelados. Recomendable a los amantes de Clásicos de la televisión, un trabajo colosal sobre el nacimiento de una Nación. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Enormemente pesimista es su final ya que al final George Hearst (Padre de del famoso William Randolph Hearst) demuestra que por el poder de la fuerza se consigue destrozar voluntades.
Spoiler:
Enormemente pesimista es su final ya que al final George Hearst (Padre de del famoso William Randolph Hearst) demuestra que por el poder de la fuerza se consigue destrozar voluntades.