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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
10
Intriga. Drama Cuando un hombre se despierta por la mañana, se encuentra con que la policía ha entrado en su habitación y lo arresta, tras acusarlo de haber cometido un crimen. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
57/20(29/03/16) Obra Maestra del genial Orson Welles, arrollador drama psicológico, adaptación libre de la famosa novela inacabada de Franz Kafka “The trial” (1925), publicada tras su muerte. Arrebatadora propuesta fascina por su absorbente estética, apabullante reflejo de cómo a través de la ambientación un film consigue trasladarnos con punzamiento lo que siente el protagonista. Relato con narrativa que divaga entre lo surrealista y lo gótico nos adentra en una corrosiva y ácida crítica a la fría burocracia, a la desalmada justicia, a las dictaduras de pensamiento, a la corrupción del poder, o las injusticias. Welles declaró " The Trial . Es la mejor película que he hecho". Charles Chaplin dijo de esta película “ ...esta es la cumbre del arte cinematográfico”.

Welles construye un relato de carácter atemporal y universal, exhibe una sociedad desoladora, decadente, degradada, sin alma, expone lo perdido que esta el ser humano perdido en la inmensidad, habla de su soledad ante la maquinaria del poder, de su indefensión, muestra el individualismo y la libertad de pensamiento han desaparecido en pos de ser los humanos eslabones de una invisible cadena, se impone la pérdida de identidad, dominados por un ente superior cuasi-etéreo. Film que se convierte en un feroz ataque a los poderosos, uno de los mantras de OW, muestra una sociedad desprovista de privacidad, cercana al espíritu de la posterior obra de Orwell “1984”, donde los valores morales son difusos, la doble moral impera, donde las instituciones encargadas de imponer la justicia abusan de su prebenda, abusan de su jerarquía, habla de lo arbitrario de la justicia. Crea con su sublime atmósfera alrededor del un clima angustioso, de desesperación, inquietante, de confusión, de asfixia anímica, de complejidad existencial, cuasi-metafísica, oprimiendo a K poco a poco en un crescendo dramático trémulo, el angustiado personaje se encuentra luchando contra un muro, contra el surrealismo de ser acusado de algo que no sabe que es, indefenso y empequeñecido ante el Monstruo asentimental que nos domina, llegando a creer en la inseguridad abstracta a la que es sometido que es un criminal, pues nadie está libre de culpa.

OW nos traslada a un microcosmos extraño y turbador, alcanza su objetivo de desconcertarnos, ello en una evolución con un estilo visual neurálgico, con multitud de metáforas en imágenes, de simbolismos, rebosante de detalles inteligentes, un lenguaje estético alegórico de enorme profundidad, una edificación que cautiva por su incisiva fuerza, enganchándonos en su telaraña de emociones, divagando por lo cuasi-onírico, desde su tenso arranque en que unos agentes van a detener a K en su habitación, con encuadres que oprimen, con apenas movimientos de cámara, la profundidad es nula, sentimos la claustrofobia de K, las paredes y techo parecen estrecharse por momentos haciéndonos participes de la incomodidad de K. Esto contrasta con otros momentos en que vemos al protagonista en enormes escenarios repletos de muchedumbre, como en la colosal oficina, en el teatro o en el palacio de justicia, con techos altísimos, donde se graba con gran angular para dar sensación de infinitismo y con ello enanizar a K. Con recursos tan formidables para inocularnos el desconcierto como no saber nunca si es de día o de noche, o con elipsis sutiles que nunca sabes qué tiempo ha pasado, o el singular uso que se hace de las puertas, K cruza las cruza constantemente, estas se agigantan o achican de modo singular según este en un lado u otro, conduciendo estas a pasillos extraños, laberínticos, estrechos, o dando a habitaciones con estanterías con miles de libros, carpetas, folios, archivos, que nos apabullan, pasando de unos espacios a otros de modo surrealista, en un reflejo del desmoronamiento mental de K.

Y es que la puesta en escena es un protagonista más, con una labor de dirección artística espléndida de Jean Marandoux (“Domicilio conyugal”), rodando en Croacia, en Zagreb ( la catedral, escena de la mujer arrastrando el baúl y la fachada de la gran oficina), y en Dubrovnik (en una nave industrial se recreó la fastuosa oficina de cientos de trabajadores), en Italia, en el Cuartel General Del Ministerio Naval de Roma (La fachada del Palacio de Justicia), en el palacio de Justicia de Roma, en Francia, en la Estación de Orsay y en los Studios de Boulogne-Billancourt, crea sentimientos paradójicos, como mencionados arriba, enervadores escenarios que emiten tintes kafkianos, así como la perplejidad de K, algunos deformados y exagerados, con manejo de masas de extras prodigioso, estirados y reducidos por la memorable cámara, atomizados por la fenomenal fotografía en glorioso b/n de Edmond Richard (“Campanadas a medianoche”), con sublimes juegos de iluminación, con contrastes, con sombras, con claroscuros, con luz monocromática artificial que se filtra entre hendiduras, con luces que parpadean, con reflejos en espejos, con tomas distorsionadas, con planos-secuencias (la primera visita de la policía a K) en movimiento, convierte alegóricamente y físicamente a K en un ser diminuto en algunos momentos, para imprimir impresión de un mundo que le supera, contra el que no puede, una lucha desigual, dejándonos envueltos en un aire pesadillesco, esto acentuado por expresivos picados y contrapicados (marca OW), cámara en mano, grúas para captar la inmensidad frente a la nimiedad individual humana, en un manejo de claras reminiscencias al expresionismo alemán, aportando ambigüedad, reflejando algo abstracto como el poder omnímodo e impenetrable de la justicia de estado, sacudiéndonos con tenebrosidad, claustrofobia, con procaces primero planos (brillante el ojo que mira entre las rendijas). Punteado de modo excitante por el adagio de Albinoni arreglado por Jean Ledrut (“Austerlitz”), con alguna melodía de jazz, provocando intensidad dramática en los espectadores. Todo esto sumado hace que empaticemos con el padecimiento del tormento de K. (SIGUE EN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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