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Voto de TOM REGAN:
8
1 de octubre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
323/36(24/09/22) Con motivo del 60 aniversario del estreno de este film (20/09/1962) me he visto este film que tenía como espinita por ver, y me he encontrado con una cinta apasionante, fascinante en muchos aspectos, con algunos defectillos, pero siéndome muy sugestiva en su reflejo de la vida marina militar mezclada con un estudio de la Maldad, y con una sustanciosas dosis de reflexión moral sobre el enfrentamiento entre la Ley y la Justicia. Producida, dirigida, co-escrita (junto a Dewitt Bodeen) Louis O. Coxe, Robert H. Chapman y protagonizada por Peter Ustinov, ofrece un relato con elementos de aventura, acción, intriga, thriller y de drama judicial. Guion escrito por el director junto a Dewitt Bodeen (también participó sin acreditar Robert Rossen), que adaptan una obra teatral de Louis O. Coxe y Robert H. Chapman, que a su vez adaptan una novela corta inacabada de Herman Melville (‘Moby Dick’) titulada “Billy Budd”. Un relato que puede ser una mezcla entre “El motín de la Bounty” (precisamente una versión de este relato se estrenó este 1962 con Marlon Brando), “Senderos de Gloria” y “12 hombres sin piedad”. En una realización maravillosa en sus hábiles simbolismos (ejemplo ese barco ‘asaltado’ para llevarse a un marino que se llama traducido al castellano “Los Derechos del Hombre”, y que el levado se despide de él diciendo su nombre), en su reflejo de la vida marina, en cómo se mueve la cámara por el angosto navío, por la fluidez narrativa, donde nunca hay parones, siempre la trama avanza, nada es superfluo, con personajes matizados y muy humanos en sus virtudes y falencias, y ello con una dirección de actores muy bueno.
Estableciéndose como núcleo en la primera parte el enfrentamiento entre Billy y John Claggart, donde el segundo intenta corromper al primero, y como este lo enfrenta queriendo ver en su interior, en sus motivaciones. Siendo el epítome de esto la conversación nocturna entre ambos, Billy de modo puro le comenta a Claggart, “Creo que a veces se odia a sí mismo”, esto le hace romperse por un segundo al suboficial, baja la mirada como si le hubiera visto la mano de cartas (ello en asfixiante primer plano de Ryan), pero se rehace para defender con su escudo de maldad.
Hasta que todo explota en su tramo final hacia un drama judicial perverso, de los que te socava en los retorcidos argumentos, todo ello para desembocar en un rush conclusivo con reminiscencias a la Pasión de Jesucristo. Quedando una visión pesimista de la Condición (cainita) Humana.
Billy Budd (interpretado por Terence Stamp) llega a recalar en un navío de la corona británica (la historia está ambientada en tiempos de la guerra napoleónica) donde un suboficial del barco (interpretado por Robert Ryan) tiene tiranizada a la tropa mediante la tortura y el castigo físico. El capitán de la nave (interpretado por Peter Ustinov) y sus allegados más próximos parecen estar enterados de las despóticas maneras de Robert Ryan, pero miran siempre para otro lado, por miedo a las sublevaciones.
La película también es una oda al compañerismo, como se fragua mediante pequeñas situaciones y charlas que hace crecer la empatía, o mediante la unión que hace el padecer el temor y la arbitrariedad despótica.
El film tiene su clímax en el Consejo de Guerra maravillosamente hilado en sus sensacionales interrogatorios, como está al margen, pero observando el Capitán, las deliberaciones de los jueces y como interviene el Capitán de forma serpentil y marcial. Te hace encogerte el corazón tanta frialdad e insensibilidad, anteponer la supuesta Ley sobre lo que es Justo, te hace sentir incómodo y asqueado. “Recuerde que incluso el hombre que empuña el látigo no puede desafiar al código al que ha de obedecer, ni intentar domarlo", se volverán contra él y sus oficiales. "No podemos dejar que en una cuestión legal el corazón se imponga a la cabeza", les espeta.
Ustinov borda a su complejo Capitán Vere, tipo mesurado, reflexivo, pero que tiene en su rígido sentido del deber su peor enemigo, se mantiene en un segundo plano durante casi todo el metraje, como mero observador, pero en el momento clave sale a relucir su castrense visión del mundo, ello manipulando con una intensidad de hondura con argumentos implacables a sus contendientes, como habla de Justicia y Ley como algo que no siempre es lo mismo, como los socava uno por uno cual Jurado 8 en “12 Hombres Sin Piedad”, hasta desarmarlos, sensacional, como lo es su expresividad en el final, escalofriante su mirada; Está el debutante Terence Stamp (teniendo el honor de ser la única nominación al Oscar, por Actor de Reparto, sin premio, se lo llevo Ed Begley por su rol en “Dulce pájaro de juventud”), en una actuación prodigiosa en como transmite bondad y calor humano como Billy Budd, es la sencillez, la humildad, incluso con un toque de observador filósofo en como escudriña lo que le cuesta entender (Claggart), rehúye el choque, dribla los problemas con una sonrisa, con ese toque tan bien insertado de su tartamudez cuando en momentos puntuales está nervioso, termina erigiéndose en una figura *cuasi-religiosa; su contraparte es un grandioso Robert Ryan como John Claggart, la maldad intimidatoria personificada, desprende villanía, un sádico que disfruta dando latigazos (esa imagen de su puño pidiendo más es magnífica), es la perfidia y todo con sutilidad, y ello dejando entrever grietas en sus fantasmas del pasado, ello potenciado en su turbador entente homoerótico con Billy Budd; Melvin Douglas como Dansker está brillante en su papel de veterano marino, inunda la pantalla con su carisma de veterano que está de vuelta y se las sabe todas, cada vez que habla sentencia con una fuerza punzante, ejemplo como maneja el interrogatorio que le hacen.
Puesta en escena excelente en su función de proyectar este tiempo y lugar. Empezando por el gran diseño de producción de Donald M. Ashton (“El puente sobre el Rio Kwai”),... (sigo en spoiler)
Estableciéndose como núcleo en la primera parte el enfrentamiento entre Billy y John Claggart, donde el segundo intenta corromper al primero, y como este lo enfrenta queriendo ver en su interior, en sus motivaciones. Siendo el epítome de esto la conversación nocturna entre ambos, Billy de modo puro le comenta a Claggart, “Creo que a veces se odia a sí mismo”, esto le hace romperse por un segundo al suboficial, baja la mirada como si le hubiera visto la mano de cartas (ello en asfixiante primer plano de Ryan), pero se rehace para defender con su escudo de maldad.
Hasta que todo explota en su tramo final hacia un drama judicial perverso, de los que te socava en los retorcidos argumentos, todo ello para desembocar en un rush conclusivo con reminiscencias a la Pasión de Jesucristo. Quedando una visión pesimista de la Condición (cainita) Humana.
Billy Budd (interpretado por Terence Stamp) llega a recalar en un navío de la corona británica (la historia está ambientada en tiempos de la guerra napoleónica) donde un suboficial del barco (interpretado por Robert Ryan) tiene tiranizada a la tropa mediante la tortura y el castigo físico. El capitán de la nave (interpretado por Peter Ustinov) y sus allegados más próximos parecen estar enterados de las despóticas maneras de Robert Ryan, pero miran siempre para otro lado, por miedo a las sublevaciones.
La película también es una oda al compañerismo, como se fragua mediante pequeñas situaciones y charlas que hace crecer la empatía, o mediante la unión que hace el padecer el temor y la arbitrariedad despótica.
El film tiene su clímax en el Consejo de Guerra maravillosamente hilado en sus sensacionales interrogatorios, como está al margen, pero observando el Capitán, las deliberaciones de los jueces y como interviene el Capitán de forma serpentil y marcial. Te hace encogerte el corazón tanta frialdad e insensibilidad, anteponer la supuesta Ley sobre lo que es Justo, te hace sentir incómodo y asqueado. “Recuerde que incluso el hombre que empuña el látigo no puede desafiar al código al que ha de obedecer, ni intentar domarlo", se volverán contra él y sus oficiales. "No podemos dejar que en una cuestión legal el corazón se imponga a la cabeza", les espeta.
Ustinov borda a su complejo Capitán Vere, tipo mesurado, reflexivo, pero que tiene en su rígido sentido del deber su peor enemigo, se mantiene en un segundo plano durante casi todo el metraje, como mero observador, pero en el momento clave sale a relucir su castrense visión del mundo, ello manipulando con una intensidad de hondura con argumentos implacables a sus contendientes, como habla de Justicia y Ley como algo que no siempre es lo mismo, como los socava uno por uno cual Jurado 8 en “12 Hombres Sin Piedad”, hasta desarmarlos, sensacional, como lo es su expresividad en el final, escalofriante su mirada; Está el debutante Terence Stamp (teniendo el honor de ser la única nominación al Oscar, por Actor de Reparto, sin premio, se lo llevo Ed Begley por su rol en “Dulce pájaro de juventud”), en una actuación prodigiosa en como transmite bondad y calor humano como Billy Budd, es la sencillez, la humildad, incluso con un toque de observador filósofo en como escudriña lo que le cuesta entender (Claggart), rehúye el choque, dribla los problemas con una sonrisa, con ese toque tan bien insertado de su tartamudez cuando en momentos puntuales está nervioso, termina erigiéndose en una figura *cuasi-religiosa; su contraparte es un grandioso Robert Ryan como John Claggart, la maldad intimidatoria personificada, desprende villanía, un sádico que disfruta dando latigazos (esa imagen de su puño pidiendo más es magnífica), es la perfidia y todo con sutilidad, y ello dejando entrever grietas en sus fantasmas del pasado, ello potenciado en su turbador entente homoerótico con Billy Budd; Melvin Douglas como Dansker está brillante en su papel de veterano marino, inunda la pantalla con su carisma de veterano que está de vuelta y se las sabe todas, cada vez que habla sentencia con una fuerza punzante, ejemplo como maneja el interrogatorio que le hacen.
Puesta en escena excelente en su función de proyectar este tiempo y lugar. Empezando por el gran diseño de producción de Donald M. Ashton (“El puente sobre el Rio Kwai”),... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… colocando de escenario cuasi-único este navío inglés de guerra, totalmente veraz; Como espléndido es la cinematografía en glorioso b/n de Robert Krasker (“El Tercer Hombre”), con marcados contrastes de dramáticos grises, jugando con las sombras y la penumbra, moviéndose la cámara con soltura por el claustrofóbico barco, por sus apretados camarotes, entre las hamacas, por la superficie, con contrapicados y picados expresivos, con ese toque siniestro de hacer aparecer en varias ocasiones al suboficial Claggart de sopetón en plano, cual demonio.
Spoiler:
*Billy Budd tiene toques, en el modo de filmarlo, a una figura divina, circularmente se nos presenta en las alturas en la atalaya de la vela de un navío, y termina elevándose al cielo cuando lo ahorcan, fuera de plano (solo vemos uno de sus zapatos caer, cuando él nunca los llevaba, se los hacen poner para el ajusticiamiento) esto para darle dignidad y con ello darle un carácter místico a través de las miradas desgarradas de los marineros. Incluso antes de ser colgado tiene el detalle ‘santo’ de loar al Capitán, el Caifás de este relato, haciendo que este se descomponga. Para reforzar esta idea de un alter ego de Jesucristo, tenemos el juicio perverso que se le hace, donde hay un comentario turbador, "Sálvale (a Billy), y nos salvarás a todos".
Estremecedor el rush final, en que el capitán impulsa un cambia de veredicto de inocente a culpable, como va haciendo variar de opinión a uno detrás de otros de los oficiales -jueces, con argumentos inflexibles sobre lo que es Ley frente a lo correcto y humano, cual si la ley fuera algo divino donde los hombres no tiene nada que ver. Todo esto coronado por la trémula escena del ahorcamiento. Primero con la zozobra de los marinos preguntándose que va a suceder (al principio nos enteramos que nunca se les comunica a la tripulación a quien o por que se les va a castigar), haciendo conjeturas, hasta que Dansker arroja luz con su veteranía, se enteran habrá ahorcamiento, hasta que aparece Billy para ser ajusticiado, se ponen nerviosos los marinos, oyen que lo van a colgar por matar a Claggart, los marinos le vitorean, tras lo que los marinos en ,masa se abalanzan a tomar el puente de mando, soldados les apuntan con sus rifles, hay un impasse de tensión, pero no entiendo (y esto resta) porque no terminan de lanzarse al motín, se repliegan y asisten horrorizados al ahorcamiento. La congoja asola el buque. El Capitán se retira abatido, se niega a dar ordenes a su segundo, este ordena abandones la superficie a los marinos, estos se quedan quietos. Entonces hay unas explosiones, son atacados por un barco francés. Los marinos se mantienen inertes, los oficiales les conminan a disparar los cañones, siguen quietos, hasta que uno d ellos marinos gruita que castigaran a los galos por llegar demasiado tarde, y cañonean al gabacho, Y hay termina.
En la novela en sí, Melville había estado escribiendo poesía durante 30 años cuando volvió a la ficción con Billy Budd a fines de 1888. Todavía sin terminar cuando murió en 1891, la viuda de Melville trabajó para ayudar a completarla, pero permaneció inédita. El biógrafo de Melville tropezó accidentalmente con él cuando revisaba un baúl con los papeles del escritor en la casa de su nieta en Nueva Jersey en 1919, y finalmente se publicó en 1924. A lo largo de los años se publicaron otras versiones, pero no fue hasta que se encontraron las notas originales de Melville que la versión definitiva finalmente se publicó en 1962. Coincidentemente, esta versión cinematográfica, realizada en Europa continental e Inglaterra, se estrenó el mismo año.
Epílogo: "El hombre es perecedero, pero la Justicia durará lo mismo que el alma humana, y la Ley lo mismo que la inteligencia del hombre".
Me queda un notable y fresco film, de los que no ha perdido fuerza en sus mensajes universales, y con unas actuaciones muy buenas. Gloria Ucrania!!!
Spoiler:
*Billy Budd tiene toques, en el modo de filmarlo, a una figura divina, circularmente se nos presenta en las alturas en la atalaya de la vela de un navío, y termina elevándose al cielo cuando lo ahorcan, fuera de plano (solo vemos uno de sus zapatos caer, cuando él nunca los llevaba, se los hacen poner para el ajusticiamiento) esto para darle dignidad y con ello darle un carácter místico a través de las miradas desgarradas de los marineros. Incluso antes de ser colgado tiene el detalle ‘santo’ de loar al Capitán, el Caifás de este relato, haciendo que este se descomponga. Para reforzar esta idea de un alter ego de Jesucristo, tenemos el juicio perverso que se le hace, donde hay un comentario turbador, "Sálvale (a Billy), y nos salvarás a todos".
Estremecedor el rush final, en que el capitán impulsa un cambia de veredicto de inocente a culpable, como va haciendo variar de opinión a uno detrás de otros de los oficiales -jueces, con argumentos inflexibles sobre lo que es Ley frente a lo correcto y humano, cual si la ley fuera algo divino donde los hombres no tiene nada que ver. Todo esto coronado por la trémula escena del ahorcamiento. Primero con la zozobra de los marinos preguntándose que va a suceder (al principio nos enteramos que nunca se les comunica a la tripulación a quien o por que se les va a castigar), haciendo conjeturas, hasta que Dansker arroja luz con su veteranía, se enteran habrá ahorcamiento, hasta que aparece Billy para ser ajusticiado, se ponen nerviosos los marinos, oyen que lo van a colgar por matar a Claggart, los marinos le vitorean, tras lo que los marinos en ,masa se abalanzan a tomar el puente de mando, soldados les apuntan con sus rifles, hay un impasse de tensión, pero no entiendo (y esto resta) porque no terminan de lanzarse al motín, se repliegan y asisten horrorizados al ahorcamiento. La congoja asola el buque. El Capitán se retira abatido, se niega a dar ordenes a su segundo, este ordena abandones la superficie a los marinos, estos se quedan quietos. Entonces hay unas explosiones, son atacados por un barco francés. Los marinos se mantienen inertes, los oficiales les conminan a disparar los cañones, siguen quietos, hasta que uno d ellos marinos gruita que castigaran a los galos por llegar demasiado tarde, y cañonean al gabacho, Y hay termina.
En la novela en sí, Melville había estado escribiendo poesía durante 30 años cuando volvió a la ficción con Billy Budd a fines de 1888. Todavía sin terminar cuando murió en 1891, la viuda de Melville trabajó para ayudar a completarla, pero permaneció inédita. El biógrafo de Melville tropezó accidentalmente con él cuando revisaba un baúl con los papeles del escritor en la casa de su nieta en Nueva Jersey en 1919, y finalmente se publicó en 1924. A lo largo de los años se publicaron otras versiones, pero no fue hasta que se encontraron las notas originales de Melville que la versión definitiva finalmente se publicó en 1962. Coincidentemente, esta versión cinematográfica, realizada en Europa continental e Inglaterra, se estrenó el mismo año.
Epílogo: "El hombre es perecedero, pero la Justicia durará lo mismo que el alma humana, y la Ley lo mismo que la inteligencia del hombre".
Me queda un notable y fresco film, de los que no ha perdido fuerza en sus mensajes universales, y con unas actuaciones muy buenas. Gloria Ucrania!!!