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Voto de Sam Lowry:
3
Fantástico. Drama ¿Qué ha empujado a Jeliza-Rose a trasladarse desde Los Angeles a una granja tejana? ¿Por qué su padre, ex guitarrista de rockabilly, ya no le habla? ¿Y quién hace todo ese ruido en el ático? Jeliza-Rose huye de su cruel infancia, dejándose arrastrar por su viva imaginación, para configurar así un mundo ficticio en el que las luciérnagas tienen nombre, los hombres de barro despiertan al atardecer, tiburones monstruosos nadan por las vías ... [+]
12 de marzo de 2007
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejando a un lado las supuestas provocaciones que aparecen en el film (puras e inocentes comparadas con Henry, retrato de un asesino: es sorprendente la capacidad de indignación de la gente), lo que nos queda si filtramos, decantamos y colamos, es un puñado de imágenes 100% Gilliam (el refugio de Dickens, el personaje de Dell) inconexas, sin solución de continuidad, sin un guión que haga avanzar nada. Los monólogos de Jeliza-Rose podían haber seguido hasta el infinito, un infinito machacón y manido de la huída-a-otra-fantasia-para-huir-de-la-asquerosa-realidad. Desde el Sam Lowry de Brazil, pasando por el niño de Los héroes del tiempo, hasta el Parry del Rey Pescador (ésta sí una obra maestra llena de coherencia), Gilliam ya nos lo había dejado bastante clarito. Por si alguno no se había enterado, nos obsequia aquí con esta paja mental ampulosa, vacía, llena de imágenes sugerentes, sí, pero más adecuadas para un video wall de un montaje en una galería de arte que para una sala de cine. El lenguaje del largometraje es algo más complejo que el del corto. Precisa un hilo conductor, un motor que haga relanzar la acción y el mensaje si se quiere. En el corto la capacidad de sorpresa, el impacto estético es suficiente. Gilliam ha untado muy poquita mantequilla en una tostada demasiado grande.
Sam Lowry
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