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Voto de GUSTAVO:
7
Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de la película es el guion en el que se basa. Se trata de un juego de apariencias, donde se mezclan drama y comedia, que la involucra desde el casting en donde el director prefirió a sus actores favoritos escogiéndolos no necesariamente por calzar en el tipo de personaje acorde con sus características físicas o de carácter. Por eso tenemos a una timadora de mirada angelical como la que interpreta Amy Adams o a Christian Bale transformado físicamente “de pies a cabeza” para poder convertirse en el socio estafador dueño de la franquicia. Además hay una utilización de pelucas o peinados llamativos, incluidos los personajes secundarios, para denotar un ambiente falso o impostado.
La historia se narra linealmente, con algunas inserciones retrospectivas, después del flash back que explica la primera escena sobre la fallida emboscada sobre el alcalde Carmine Polito (Jeremy Renner haciendo de un personaje real) y se va complicando poco a poco. Fuera de cierta inconsistencia referida a la relación entre el alcalde, el estafador y la mafia de los casinos, la misma tiene mucho mérito y se sigue con especial interés por su originalidad e ingenio. Sobre todo teniendo en cuenta que aquí el amor, la seducción del agente Di Maso( Bradley Cooper),las relaciones familiares y extramaritales y hechos como la asociación delictiva, la cacería de políticos corruptos y hasta las buenas intenciones, tienen un doble sentido de imprevisibles consecuencias que a la larga producirá ganadores y perdedores.
Parte importante del filme, por su ironía, es aquella que corresponde a la estrategia conjunta para conseguir arrestos de parte del agente del FBI y la pareja de estafadores, reclutados éstos como colaboradores a cambio de su libertad, filmando “in fraganti” a ingenuos congresistas con una cámara oculta en la suite de un Hotel de lujo (lo que nos hace recordar a los peruanos que el método que utilizaba, en los años 90, el asesor de Fujimori, Vladimiro Montesinos, era muy parecido con la diferencia de que en el Perú la corrupción tenía dos componentes: la del corruptor y la del corrompido).
La puesta en escena es atractiva, la ambientación es muy creíble y los actores aprovechan correctamente el guion para construir el personaje. Pero la única actriz que le da un valor agregado, desde mi punto de vista, es Jennifer Lawrence, algo que no solo sucede en esta película cuando se trata de ella. Puntos en contra son el excesivo adornamiento musical con canciones de la época que llevan, incluso, a que Lawrence se pase de revoluciones en una escena, la pretensión de la cámara en mostrar insistentemente el vestuario y las pelucas y el facilismo de la narración en off como menospreciando la capacidad del espectador para comprender las situaciones.
Pero descontando estas debilidades, igual percibo que la cinta es una de las mejores, si no la mejor, que ha hecho hasta la fecha el director David O. Russell.
GUSTAVO
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