Hemos visto en los últimos años, como Morgan Freeman ha prestado su voz y su capacidad narrativa para enriquecer muchos de los mejores documentales que se ha realizado en este tiempo. Es por esto que al menos resulte disonante, su intervención en una película basada en una teoría absurda, que más tiene que ver con “cuentos de abuela” que con ciencia.
Que utilicemos el 10% de nuestro cerebro, es tal vez uno de los mitos más descabellados, y menos rebatidos de la ciencia moderna, es un tema que cuando es comentado, todos lo dan por sentado y pocos lo discuten, nada más falso. Los seres humanos utilizamos el 100% de nuestro cerebro, solo que no al mismo tiempo, esto se demuestra fácilmente con las técnicas de tomografía por emisión de positrones (TEP) y de resonancia magnética funcional (IRMf), ambas nos permiten mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada, es decir, que partes del cerebro se activan ante diferentes estímulos, y salvo lesiones o traumas cerebrales, en una persona sana se activarán todas, dependiendo del estímulo ejercido.

Puede que Luc Besson haya utilizado, eso si, el 10% de su cerebro para realizar una película tan descabellada como esta, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas, no la capacidad de aprender física o medicina por arte de magia, sin haber leído un solo libro. Buena memoria no es sinónimo de inteligencia privilegiada, sino vea como todo el mundo se queja de su memoria, y nadie se queja de su inteligencia.

Son tantas las flaquezas argumentales de esta película, que analizarlas y escribirlas todas, sería casi ponerme a su altura, por lo tanto prefiero que otros lo hagan, aquellos que utilicen más su cerebro que yo.

Dr.Juventus