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España España · Valladolid
Voto de Quiscol:
8
Drama Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció. (FILMAFFINITY) [+]
16 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta tan dolorosa y tan vívida, que lejos de alejarte de tú realidad, la de cada uno, te sumerges, te empapas, te introduces de tal manera en la piel de cada personaje, que respiras su aliento, que avanzas al mismo ritmo de sus pasos, que sueñas sus mismas imaginaciones y hasta reproduces sus mismos esquemas mentales autodestructivos en busca de una flagelación que nunca resulta suficiente.
Lo que me tenía intrigado de esta película, es que Manchester en el Reino Unido está en el interior, no tiene costa marina a la que asomarse. Esperaba ver una película británica, con sus personajes bien construidos, pero distantes y estirados. Sin embargo, según inicia la película te das cuenta de que estás en EEUU, con personajes bien cercanos a la realidad y bien cercanos a la vida de los espectadores.
El trabajo de peluquería, de vestuario y de los actores ayudan mucho a captar esa realidad y servírtela en bandeja. Aunque si tuviese que destacar algo serían a los actores, algunos reconocidos, otros no tanto, pero todos a un nivel excepcional. Más que los diálogos, que resultan absolutamente naturales, me gustaron los gestos y los movimientos de los cuerpos, los cuales acaban haciendo creíble cualquier escena. A través de pasos adelante y atrás, ladeos de cabeza, pestañeos no controlados, cambios de peso de una pierna a otra, movimientos de hombros, consiguen hacerte sentir a su lado. Ponen sus sentimientos en una bandeja que te brindan y te la comes entera durante las dos horas largas que dura la historia.
Además, la historia no tiene un final feliz ni triste ni esperado ni sorpresivo. Tiene el final que tienen las historias bien contadas, un desenlace lleno de sentido, bien hilado, redondo, aunque nada esperado ni deseado por los espectadores.
A las personas que visionan esta película no les está permitido ni un momento de descanso ni cierto sosiego argumental. Me río yo de las películas de acción, mientras en Manchester frente al mar te asomas a la sima sin fondo de cada personaje y te arrojas al hoyo de cada uno tratando de encontrar respuestas que no llegan, tratando de levantar ánimos que pesan toneladas, tratando de modelar voluntades graníticas.
No es una comedia, está claro. Si no estás preparado para afrontar las consecuencias de tus actos, aún no ha llegado el momento de que veas esta película.
Quiscol
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