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España España · Complutum
Voto de Pableras:
9
Comedia. Drama Niko (Tom Schilling) es un joven veinteañero que abandona la universidad y acaba vagando por las calles de Berlín. Celebrada ópera prima, en blanco y negro, que trata sobre el deseo de participar en la vida y la dificultad para encontrar un lugar en el mundo. (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2014
54 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Oh Boy' es algo más que una película. Es, como 'Lost in translation' (Sofia Coppola, 2003), un estado de ánimo, un reflejo fantasmal y sincero de lo que somos o, al menos, de lo que fuimos en algún momento. Envuelta en el halo del cine mumblecore (mínimo presupuesto, diálogos de corte realista), recuerda inevitablemente a los inicios de Jim Jarmusch, pero la cinta de Gerster conquista una identidad propia y un estilo personal. Su mirada inyecta poesía al relato pero no lo sobrecarga, la banda sonora acompaña con elegancia la historia pero no la subraya. Parece que cada elemento está colocado donde debería, con esa precisión de reloj suizo impropia en un director novel.

La cinta narra 24 horas en la vida de Niko, un joven veinteañero acomodado que ha dejado sus estudios y deambula por las calles berlinesas sin rumbo, sin haber encontrado su lugar en el mundo. Irá encontrándose con diversos y pintorescos personajes, viviendo situaciones a cada cual más insólita y extraña. La interpretación del personaje principal corre a cargo de un sobresaliente Tom Schilling, cuyo compromiso con Niko es absoluto, entregando un muy sincero y realista retrato del fracaso, la derrota y la desesperanza. Su taciturno deambular recuerda a la nouvelle vague, visualizado por unas bellas imágenes en blanco y negro que confirman en buen gusto estético, ético y sonoro del cineasta. Hay estimulantes visos de debate, pero prima ante todo el melancólico cuadro que se dibuja sobre el fracaso y la soledad, sin ofrecer respuestas ni salidas aunque, y es de agradecer, el autor deje ventanas abiertas para que el relato respire, sabiamente puntuado por momentos de hilarante comicidad. No olvida en su fascinante recorrido paradas tristes (el señor borracho), y reconduce el brillante macguffin del café hacia un final abierto, quizá luminoso, pero sin duda con varias lecturas.

Logra evitar que se tilde al film de burgués, pues su discurso es universal y en ningún momento vemos a un pobre rico malcriado, sino simplemente al rostro más descarnado de la juventud desnortada de nuestra época. Duele y emociona, provoca empatía y, llegado a cierto punto, causa conmoción. Es nihilismo puro, sin disfraces ni etiquetas, pero no terminal, sino con los ojos puestos, quizá, en el camino, que sigue avanzando delante de uno mismo.

http://www.asgeeks.es/movies/fin-de-semana-europeo-criticas-de-joven-y-bonita-y-oh-boy/
Pableras
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