O una CPU a gran escala. Pese a tratarse de una película de la factoría Disney - quizá por ello no termina de ser adictiva -, "Tron" será un film de culto para los amantes de la informática. No obstante, hay que verla retrotrayéndonos a los tiempos del Spectrum, el Amstrad o el Commodore, cuando los juegos se almacenaban en cintas y los mejores videojuegos se diseñaban para los recreativos.
Con David Warner en su enésimo papel de villano y algunos recursos simplistas (los actores dan vida a los programadores y a sus creaciones en papeles dobles), Jeff Bridges se alza, por ser el más conocido del reparto, con el protagonismo de la historia en detrimento de Bruce Boxleitner, entonces de moda en la TV.
Basándose en una estética con claras referencias a "Star Wars" y con sus fallos, altibajos y final previsible, aun con todo no pueden serle negados sus méritos: Una puesta en escena muy original, una idea novedosa (viajar hasta el interior de un enorme ordenador malvado), un vestuario rompedor en su día - ¿quién no quiso un disfraz así en su infancia? - y, sobre todo, una trama mucho más compleja que otra cualquiera destinada al público juvenil. Su lenguaje y su transformación en auténtico thriller por momentos convierten a "Tron" en una película por descubrir. No dejará indiferente a nadie y seguramente será objeto de coleccionismo por muchos "freakies".