No me gusta asignarle una nota a una película. En mi opinión existen obras maestras, películas que te llegan, otras indiferentes y las que te cabrean.
Asterix en los Juegos Olímpicos ha conseguido entrar en la elite del último grupo. Conforme iba viéndola, me decía "no desesperes, aún puede mejorar". Nada más lejos de la realidad... la cosa fue a peor.

Y es que la pregunta clave es ¿Qué hay de Asterix en esta película? Que el lector adivine mi respuesta.

Desde luego no es fiel al libro, pero eso poco me importaría si hubieran inventado un texto fiel a su espíritu. Pero cada escena resulta un insulto al intelecto de cualquiera que comprenda la obra de Goscinny y Uderzo.
Los gags inteligentes se vuelven zafios en este film, el humor (o la falta de él) previsible, el carisma de los personajes inexistente. Los actores se me antojaron meras marionetas recitando un texto que parecía no convencerles.

La película sigue la estela de la primera película que se hizo de Asterix en carne y hueso "Asterix y Obelix contra el Cesar" y se aleja diametralmente de la segunda parte "Misión Cleopatra", la única que conseguía sacarle al espectador más de una carcajada.

Lo mejor, el breve guiño de Zidane. Lo pero: el resto. Una sugerencia: llevar una almohada a la sala.
Es triste que me haya animado a escribir mi primera crítica semejante bodrio.