Rotunda obra maestra que pone un grito de alerta sobre los modernos ataques con drones, que siguen siendo un sable, no un bisturí, y que pueden llevarse por delante a los más inocentes. Film muy instructivo sobre la moderna tecnología militar y los complejos mecanismos políticos, y todo dentro de un suspense tan conseguido, tan lógico y tan verosímil, que apenas te deja parpadear. Sobre la moderna tecnología de espionaje y ataque, la realidad ha dejado muy cortos aquellos artilugios de los films de James Bond, que parecían loca ciencia-ficción futurista y sólo eran pequeñas bagatelas: el bolígrafo explosivo y cosas así.

Sobre las acusaciones de apelación a la sensiblería que he leído en alguna crítica, es confundir la velocidad con el tocino. Sensiblería es algo forzado y cursi, mientras que el asunto de esta película no sólo es completamente verosímil, sino que no me cabe la menor duda de que ha ocurrido ya más de una vez y puede seguir ocurriendo. Metiéndome mentalmente en la acción del film como un supuesto personaje que tiene la última palabra, yo hubiera vetado la operación, porque a los jefes fanáticos islamistas se los puede sorprender en otra ocasión, y al terrorista suicida que se prepara con el cinturón de bombas se le puede seguir con el dron y hay una buena posibilidad de neutralizarle a tiempo, contando con unidades aliadas del ejército keniata muy cerca y al tanto de todo, mientras que dar luz verde al ataque del dron supone, casi de seguro, la muerte de, por lo menos, una niña inocente, y tal vez de más gente que puede haber cerca o pueden acercarse en el último instante.