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Voto de Joan Ramirez:
7
Thriller. Intriga La memoria de Leonard, un investigador de una agencia de seguros, está irreversiblemente dañada debido a un golpe sufrido en la cabeza cuando intentaba evitar el asesinato de su mujer: éste es el último hecho que recuerda del pasado. La memoria reciente la ha perdido: los hechos cotidianos desaparecen de su mente en unos minutos. Así pues, para investigar e intentar vengar el asesinato de su esposa tiene que recurrir a la ayuda de una ... [+]
16 de noviembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Memento” sorprende por la radicalidad de sus formas, por su narrativa inversa: la historia comienza por su final y se va desarrollando, poco a poco, en pequeños episodios consecutivos que van conduciendo hacia el inicio de la trama. ¿Y por qué no? Muchas historias tienen su foco de interés en el inicio, en el hecho desencadenante, y descubrirlo puede ser tan atractivo o más que esperar a conocer el desenlace. Sin embargo, no estamos acostumbrados a ver las cosas de este modo. En la narrativa occidental somos mucho más lineales y poco flexibles para las cosas del “tiempo”. Es más: estamos tan acostumbrados al clásico desarrollo “presentación – nudo – desenlace” que el interés por el origen de las cosas a penas brilla en nuestra narrativa, cine, ¡y ya no digamos medicina! Sólo un ejemplo: la brillantísima novela corta “La muerte en Venecia” de Thomas Mann contiene en su primer capítulo la clave del desarrollo de toda la historia. Me permito sospechar que Luchino Visconti no lo entendió así cuando en su adaptación de la novela de 1971 se salta este crucial capítulo inicio y detonante de toda la trama posterior.

Ahora la cuestión es…¿es realmente tan original “Memento”? Pues sí y no. Como he dicho al principio, a mi juicio es original en las nulas concesiones que hace Nolan a la narrativa convencional, pero hay que tener en cuenta que Stanley Kubrick ya jugó con el discurso narrativo, los tiempos de la historia y las motivaciones de los personajes en 1956 con “Atraco Perfecto”, y si nos salimos de Occidente, veremos que el gran Kurosawa hizo exactamente lo mismo seis años antes en “Rashomon”, una película para mí imprescindible en que, de nuevo, las motivaciones de los personajes y el contraste entre los muchos “flashbacks” hacen inteligible la historia.

Más allá de lo ya descrito, el argumento de “Memento” no es especialmente brillante aunque no se puede negar que sorprenda. Mantiene al espectador en tensión constante y, con una banda sonora que recuerda mucho a los trabajos de Angelo Badalamenti para David Lynch, sabe crear una atmósfera envolvente y rarita que seduce.

En lo filosófico, la película es más pretenciosa que auténticamente brillante. Viene a comunicarnos que tener un rol asumido y una motivación, una “misión”, es esencial para poder encontrarnos a nosotros mismos. A ratos, no obstante, me ha parecido entrever un mensaje algo más interesante, y es que, hagas lo que hagas, lo pintes como lo pintes, lo importante es lo que sientas porque, al fin y al cabo, es lo que te llevarás. Claro que… ahora que lo pienso… igual este es el mensaje que YO hubiera querido que transmitiera todo este cotarro lentamente rebobinado. ¡Vaya! Me temo que tendrán que ver la película y sacar sus propias conclusiones.

Muchos han celebrado la interpretación de Guy Pearce, y no estoy en desacuerdo. Ahora bien, me pregunto si es que realmente clava el papel o es que no sabe interpretar de otro modo. En su película inmediatamente anterior, la también originalísima “Ravenous” (1999), se le ve exactamente en el mismo registro. Debo añadir que su interpretación me ha recordado también a la de un trabajo posterior: me refiero al anoréxico y extrañísimo personaje interpretado por Chiristian Bale en “El Maquinista” (2004), una película de escasa repercusión rodada en la provincia de Barcelona (y de la que conozco al dedillo toditas las localizaciones, quizás por eso la vea interesante).

En fin… para acabar les diré que “Memento” se pone de ejemplo en las facultades de Psicología para explicar algunos tipos de amnesia curiosísimos, como la que aquí se describe, que no permite cristalizar nuevos recuerdos pero sí acumular “aprendizaje”.

Y nada más: que si van ustedes en moto, se me pongan el casco, por favor, y si van en coche, se abrochen el cinturón. Piensen que una buena hostia en el lóbulo temporal y se quedan ustedes tan chaladitos como el protagonista.
Joan Ramirez
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