Nunca he sido un fan de la saga Harry Potter pero al tener que ir al cine a verla (Iban mis amigos a esta película) terminé poco menos que cabreado.

Por varios motivos por supuesto. Uno de ellos es que ya al principio te das cuenta lo carísima que es. Efectos y más efectos para no contar absolutamente nada y que no sorprenden.

Además en esta peli el muchacho este sabe hacer la misma magia que yo. Es lo mismo en la escuela de magia que aquí lo es un concejal de Cuenca. Y su expresividad...siempre con los ojos muy abiertos como diciendo: Oh, oh , ¿Qué está pasando? Y ya está. Se acabó el repertorio.

La historia es poco más que las idas y venidas de unos pre-adolescentes sosainas más feos que la madre que los parió (inglesa seguro, osea fea). Así que tengo que ver como se sonrojan y se dan besitos...¡Qué le toque ya las tetas contre! oh lo siento, esto me pasa por ver algo de cine español.

No cuenta nada, todo queda en el aire (es un decir ya que desde el principio hasta el final te quedas como cuando le das al botón de las latas de coca-cola y esta no echa nada) vamos que es un engaño puro y duro para robarle el dinero a los pobres seguidores. Así se pueden hacer quinientas partes.