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España España · Málaga
Voto de Lukas:
7
Terror. Comedia David Kessler y Jack son dos jóvenes estadounidenses que, con sus mochilas a cuestas, han decidido pasar tres meses recorriendo Europa. En Inglaterra, en una zona rural desolada, la gente les da unos consejos escalofriantes: "no os apartéis del camino y no os acerquéis a los páramos", "cuidado con la luna". Cuando los jóvenes emprenden la marcha en la oscuridad, oyen un aullido terrorífico procedente de los páramos, pero no saben que ... [+]
29 de marzo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se las trae. Han pasado cuarenta y dos años, y se ha convertido, con buenos motivos, en una cinta de culto. Ya desde el principio, con esa música y esos paisajes del páramo inglés, nos pone sobre aviso, de que estamos ante algo inusual. La aparición de los dos jóvenes protagonistas no puede ser más original. Además, la primera media hora es genial, con la creación de la atmósfera ideal para la representación, el clímax monstruoso, nunca mejor dicho. Landis bebía de la tradición, y con todos esos elementos construye aquí una amalgama de terror-comedia, que no tenía parangón hasta ese momento. El enfrentamiento de las dos culturas, la ligera-hippilongui estadounidense, y la más grave-reservada y conservadora de Inglaterra se pone de manifiesto en la secuencia de la taberna, llamada curiosamente El Cordero Degollado... Este intro no puede ser más efectivo, pues nos mete de lleno en una historia, que sólo busca entretener, nada más.

Luego, la segunda parte, que se ambienta en Londres, es ya más convencional, aunque se sigue manteniendo esa mezcla fatal de comedia y terror adolescente. O terror a secas. El tema del licántropo es bien viejo, tanto como la vieja Europa, por eso la ambientación en Inglaterra es perfecta. La amistad de los dos chavales se esfuma, y queda otra cosa, se transforma la historia en una love story muy de los años 80, entre David Kessler (excelente David Naughton) y Alex Price, la enfermera del hospital en donde está ingresado David (Jenny Agutter). A lo mejor el público en general sólo se fija en la transformación de David, pero ahora que la he vuelto a ver (la vi en mis años juveniles, tal vez en TV, tal vez en vídeo), me he fijado sobre todo en este personaje, el de ella, Alex. Cuando aparece la enfermera en cuestión, con esos ojos que te dejan para el arrastre, la pantalla se queda hipnotizada también. Con esos ojos, quién no cae en amor, una y mil veces. La hermosa y breve historia de amor entre la enfermera y David, tan inocente, tan naïf aún, es de lo mejor que se puede ver en una pantalla, en pelis de los 80, claro. Uno queda bajo el hechizo de esta mujer, que se enamora realmente de su paciente, y a la que le duele profundamente todo lo que está pasando. De repente, en esta seriedad amorosa, aparece el amigo asqueroso, para darle los consejos de turno (hay una burla constante, con las advertencias, típicas de las pelis de terror: "cuidado con la luna", "no os acerquéis a los páramos", "tienes que matarte"). Y es este contrapunto, serio-humorístico, el que crea la magia, el deslumbramiento. Como dicen los gitanos: ni pa' ti, ni pa' mí..., ni comedia ni terror, sino todo a la vez, en todas partes...

Todo en la peli rezuma años 80, la escenografía de aquella década prodigiosa. Es más, Landis y su equipo (con el gran Rick Baker a la cabeza, maestro de los efectos especiales) se recrean en los años finales de la década anterior, para dar cuenta de una transformación, ésta social: el suave erotismo convertido ya en porno suave, no en vano esa secuencia cerca del final está ambientada en un cine porno de la época. La música de Creedence Clearwater Revival, que es claramente de los años 70, y que le da a la peli un aire retro más desconcertante. La aparición en el metro de un grupo de punkis, como guiño a la efervescencia del movimiento, en Inglaterra, y en Londres en concreto, los años precedentes. La película, si nos ponemos pedantes, puede verse como una especie de sátira, o una advertencia, sobre los peligros del amor salvaje, el sexo desencadenado, la pornografía que estaba tocando a la puerta. Todo ocurrió en un jardín lleno de verdor, o todo ocurrió en un cine porno, ahí donde se pierde el amor.
Lukas
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