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Voto de Crotalus:
9
7,6
7.571
Drama
Mientras su familia se reúne para celebrar su cumpleaños, el periodista Alexander se siente angustiado por la desoladora falta de espiritualidad que caracteriza al mundo contemporáneo. Sus peores temores se confirman cuando, durante la fiesta, llega la noticia de un inminente conflicto nuclear: la Tercera Guerra Mundial. El final, definitivo e irreversible, está cerca. En ese momento están con él su angustiada esposa, sus dos hijos, un ... [+]
9 de agosto de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo ser sincera: cuando terminé de ver “Sacrificio” no estaba segura de haberla entendido. Busqué entonces material para leer sobre ella y así disipé mis dudas y amplié la comprensión de la obra. Aunque es cierto que lo deseable es que una película pueda explicarse a sí misma, a veces, la complejidad de su construcción nos obliga a hacer un ejercicio de humildad y aceptar que no estamos del todo capacitados para juzgarla de inmediato. Cuando intenté leer “El Ser y la nada” y no lo entendí, no pensé que Sartre era un idiota y un pedante sino que a mí me faltaba formación. La humildad, a mi entender, es el paso primero e ineludible para acceder al conocimiento.
Hay un entorno, un clima y un devenir de los hechos en “Sacrifico” que nos sugieren que estamos frente a algo monumental aunque no podamos asirlo en un primer momento. Desde el existencialismo presente en los diálogos y la confusa naturaleza de la música, hasta la belleza inigualable de cada una de sus imágenes y la melancolía del paisaje marítimo, todo es subyugante. El entorno que rodea a los personajes en el interior de la casa, sus pisos de madera lustrada, las sábanas de un hilo tan pesado que puede palparse sobre la piel desde fuera de la pantalla, las puntillas, los floreros, los muebles de madera noble y el vestuario en algunos casos anacrónico remiten inevitablemente a “Fanny y Alexander”, aún antes de saber que en ambas películas trabajó la misma decoradora.
Hay un entorno, un clima y un devenir de los hechos en “Sacrifico” que nos sugieren que estamos frente a algo monumental aunque no podamos asirlo en un primer momento. Desde el existencialismo presente en los diálogos y la confusa naturaleza de la música, hasta la belleza inigualable de cada una de sus imágenes y la melancolía del paisaje marítimo, todo es subyugante. El entorno que rodea a los personajes en el interior de la casa, sus pisos de madera lustrada, las sábanas de un hilo tan pesado que puede palparse sobre la piel desde fuera de la pantalla, las puntillas, los floreros, los muebles de madera noble y el vestuario en algunos casos anacrónico remiten inevitablemente a “Fanny y Alexander”, aún antes de saber que en ambas películas trabajó la misma decoradora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El nudo central de “Sacrificio” gira en torno al apocalipsis nuclear que estallará en cualquier momento y al sufrimiento de un hombre atormentado por dramas existenciales. El absurdo hace su aparición como solución posible, del mismo modo que se cruzan por la mente pensamientos mágicos frente a la dessesperación de lo inevitable. En este caso la bruja encarnada en María, la mucama, es contenedora de la salvación final, hecho que nos es anunciado desde la presentación misma al contemplar la luminosidad que cubre a la virgen en “La adoración de los magos”, de Leonardo da Vinci, y a su ubicación en el cuadro en torno a la cual gravita todo lo demás. Aparece ante la catástrofe el ateo que reza y el sacrificio como salvación.
Hasta aquí tenemos una obra de profundidad humana y perfección estética. Pero todo cobra una dimensión diferente cuando descubrimos que se trata del réquiem de Tarkovski, ya que fue rodada mientras padecía un cáncer terminal que le causó la muerte unos meses después del estreno. Entonces entendemos el dolor de su alter ego, Alexander, y su necesidad de búsqueda de sentido, y nos sentimos honrados de que el Tarkovski real nos permita asistir a su vida interna en el momento indescriptible de conocer la inminencia de la propia muerte.
Hasta aquí tenemos una obra de profundidad humana y perfección estética. Pero todo cobra una dimensión diferente cuando descubrimos que se trata del réquiem de Tarkovski, ya que fue rodada mientras padecía un cáncer terminal que le causó la muerte unos meses después del estreno. Entonces entendemos el dolor de su alter ego, Alexander, y su necesidad de búsqueda de sentido, y nos sentimos honrados de que el Tarkovski real nos permita asistir a su vida interna en el momento indescriptible de conocer la inminencia de la propia muerte.