Aunque no lo parezca, esta película ,ante todo, es un alegato contra la violencia. Si. Nadie me puede convencer de lo contrario. A decir verdad para llegar a esta conclusión he tenido que ver la película tres veces. Si, ya se que es una película de vaqueros, en la que tal vez salga el mas temido de todos los que han existido, si, William Munny, el asesino de mujeres y niños. Pero esta historia no habla del Munny borracho, pendenciero y asesino, no, esta película habla del Wulliam, padre, amante y amigo. Al cual no le queda mas remedio que volver por sus fueros para poder alimentar a sus hijitos.

Una vez mas Clint Eastwood, ha rizado el rizo, y ha conseguido que nos sintamos conmovidos por un verdadero hijo de puta, como es su personaje en esta película. Pero su mayor logro es el de que nos sintamos en la piel de un asesino, y nos demos asco a nosotros mismos, al pensar lo que significa MATAR a otra persona. Aunque acto seguido, al final de la película, esa sensación desaparece, y la sustituye al hambre de venganza, y la consumación de la misma.

Este tio es un monstruo.