Una serie diferente, elegante, imaginativa, inteligente,… En Fringe nada es imposible y todos los ingredientes están sabiamente mezclados y ejecutados con un sentido del humor primoroso y enmarcados en una trama central muy interesante y demasiado adictiva.
Casi cada presentación que se puede leer sobre Fringe hace referencia a que es la más digna sucesora de Expediente X, pero siendo una gran fan de ésta, cuanto más avanza en su trama, más alejadas veo una de la otra (salvo por la cuidada técnica y la osadía a la hora de enfrentarse a nuevas tramas con imaginación y valentía). Dicho esto, y haciendo un homenaje a mi adorada Expediente X, podríamos decir que con Fringe “a partir de aquí monstruos”.
Todo el peso de la serie, y de la trama principal, se ha ido volcando paulatinamente en los tres maravillosos personajes principales, la cerebral agente del FBI Olivia Dunham, el científico esquizoide Walter Bishop y su brillante hijo Peter.
Aunque la primera temporada tarda en empezar a dejar de ser simplemente correcta, la segunda mitad ya raya a una altura considerable, pero he de decir que es a partir de mitad de la segunda temporada, cuando empieza a manifestarse lo que llamaremos “la trama de Peter” cuando uno se da cuenta de que está irremediablemente enganchado. Decir que es adictiva es poco. Los actores se van creciendo más y más, las historias se van desmadejando magistralmente a la vez que se van descubriendo nuevos misterios y el espectador corre peligro de perder su vida social si no la sigue por televisión teniendo que esperar al episodio de la semana y tiene la ocasión de ver diez capítulos seguidos.
Es toda una gozada ver cómo los actores van creciéndose a medida que se va desarrollando la trama, pero especialmente es una maravilla contemplar a John Noble, que ha tenido la suerte de pescar uno de esos papeles inolvidables que tardan tanto en aparecer y está enorme como esa mezcla de niño travieso y tierno y monstruo cruel que es su Walter Bishop. “Asterisco”, “Asteroide”, Aspirina”, “Aspersor”… es decir, Astrid, Broyles, Nina Sharp, Lincoln, o Charlie son los secundarios que equilibran perfectamente todo el cotarro.
Esta es una serie que crece exponencialmente y te atrapa cuanto más la ves. Merece que se le dé una oportunidad aunque al principio tenga aspecto de ser una más, porque realmente estamos ante una serie fabulosa. Y para rematar tiene alguno de los episodios más bellos que se han hecho en televisión. Es una pena que las audiencias no estén siendo benévolas con ella y todo indique que no vaya a tener mucha más vida porque realmente lo merece.
Si todas estas razones no aún no son suficientes para darle una oportunidad, yo añadiría que cuando Joshua Jackson sonríe se para el mundo.
Un último consejo para quien entienda el inglés, muchísimo mejor en versión original.

LO MEJOR: Los personajes, especialmente Walter, y toda la trama principal.
LO PEOR: Lo adictiva que es.