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Voto de Rick el acomodador:
9
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Intriga. Thriller. Drama
Luther Whitney, un especialista en grandes robos, planea desvalijar la mansión de un magnate que se encuentra de vacaciones en el Caribe. Sin embargo, una vez dentro, es testigo involuntario de un asesinato que involucra al Presidente de Estados Unidos, a su jefe de gabinete y a dos agentes del Servicio Secreto. Pero, ¿a quién puede recurrir un criminal para acusar de asesinato a alguien relacionado con la Casa Blanca? (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién nos lo iba a decir?
Nació en San Francisco, en una familia que precisaba más de sus trabajos que de sus estudios. Llegó a ser profesor de natación en el ejército, y cuando concentró todos sus esfuerzos en abrirse camino en esto del cine, consiguió un contrato de 75 $ por semana en la Universal y un pequeño papel en “La Mula Francis en la Marina”, con Donald O´Connor.
Su primer éxito lo consiguió para la televisión, interpretando a Rowdy Yates en la serie “Rawhide”, durante más de siete años, en los que dirigió algunos de los más de 200 episodios que se llegaron a rodar.
“...el elemento básico para aprender a actuar consiste en conocerse a uno mismo, en saber lo que uno es capaz de hacer. Trabajar en una serie televisiva tiene grandes ventajas. Se ve uno mismo un montón, y se comprueba lo que es capaz de hacer bien y lo que no”.
Pero él no quería ser tan solo una estrella de la televisión, y en 1.964 aceptó rodar en España “Por un puñado de dolares”, 15.000 para ser exactos, a las ordenes de un director italiano...un tal Sergio Leone. Esto, en el Hollywood de entonces, era tanto como abrir el cubo de la basura y rebuscar en ella. Pero encontró un filón. La película fue un gran éxito internacional y Clint creó, con su “Hombre sin Nombre”, un estereotipo que sigue hoy vigente.
Sergio Leone apenas hablaba inglés, y Eastwood apenas italiano, pero se entendieron a las mil maravillas desde el primer momento. Juntos escribieron “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”. Los problemas de idioma los suplían con eternas pausas de diálogo que estimulaban la creatividad visual de Leone, y cincelaban a ese tipo de gatillo fácil, pocas palabras y sobrado de mescalina, que miraba al sol a la cara, a través de sus ojos semicerrados, mientras un cigarro apagado oscilaba entre sus labios.
Ya en Estados Unidos continuó en la misma línea con “Cometieron dos errores”, y rápidamente inició el otro tandem con el que todos identificamos a Clint Eastwood: el formado con Don Siegel:
“...núnca he trabajado con un actor que se preocupara menos por ofrecer una imagen de bueno...”
(sigo abajo sin desvelar nada de la trama)
Nació en San Francisco, en una familia que precisaba más de sus trabajos que de sus estudios. Llegó a ser profesor de natación en el ejército, y cuando concentró todos sus esfuerzos en abrirse camino en esto del cine, consiguió un contrato de 75 $ por semana en la Universal y un pequeño papel en “La Mula Francis en la Marina”, con Donald O´Connor.
Su primer éxito lo consiguió para la televisión, interpretando a Rowdy Yates en la serie “Rawhide”, durante más de siete años, en los que dirigió algunos de los más de 200 episodios que se llegaron a rodar.
“...el elemento básico para aprender a actuar consiste en conocerse a uno mismo, en saber lo que uno es capaz de hacer. Trabajar en una serie televisiva tiene grandes ventajas. Se ve uno mismo un montón, y se comprueba lo que es capaz de hacer bien y lo que no”.
Pero él no quería ser tan solo una estrella de la televisión, y en 1.964 aceptó rodar en España “Por un puñado de dolares”, 15.000 para ser exactos, a las ordenes de un director italiano...un tal Sergio Leone. Esto, en el Hollywood de entonces, era tanto como abrir el cubo de la basura y rebuscar en ella. Pero encontró un filón. La película fue un gran éxito internacional y Clint creó, con su “Hombre sin Nombre”, un estereotipo que sigue hoy vigente.
Sergio Leone apenas hablaba inglés, y Eastwood apenas italiano, pero se entendieron a las mil maravillas desde el primer momento. Juntos escribieron “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”. Los problemas de idioma los suplían con eternas pausas de diálogo que estimulaban la creatividad visual de Leone, y cincelaban a ese tipo de gatillo fácil, pocas palabras y sobrado de mescalina, que miraba al sol a la cara, a través de sus ojos semicerrados, mientras un cigarro apagado oscilaba entre sus labios.
Ya en Estados Unidos continuó en la misma línea con “Cometieron dos errores”, y rápidamente inició el otro tandem con el que todos identificamos a Clint Eastwood: el formado con Don Siegel:
“...núnca he trabajado con un actor que se preocupara menos por ofrecer una imagen de bueno...”
(sigo abajo sin desvelar nada de la trama)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No tarda más de cuatro o cinco películas en crear su propia productora Malpaso, y se lanza a dirigir. Las hace malas, buenas y regulares hasta que inicia una serie de películas sin altibajos. Las de Eastwood comienzan a ser buenas o mejores: “Bird”,“Cazador blanco, corazón negro”, “Sin perdón”, “Un mundo perfecto” y “Los Puentes de Madison County”.
Aquél Hombre sin Nombre se ha convertido en uno de los más importantes nombres del panorama cinematográfico mundial, capaz de encontrar el ritmo y el tono, la credibilidad y la sencillez que requiere el bien contar una historia, en cada nuevo proyecto.
Así lo demuestra una vez más en “Poder Absoluto”, donde vuelve a componer la banda sonora, esta vez repleta de sus gustos jazzísticos, y donde cuenta, de nuevo, como en “Sin perdón”, con la inestimable interpretación, llena de matices, de Gene Hackman. Aquí, Eastwood se atreve con un argumento a contracorriente, y aborda la película como si no le preocupara lo más mínimo lo alto que tiene el listón. No muestra recelos ni complejos, y la resuelve con una dirección eficaz y madura, como ya irreversiblemente parecen haberse convertido todas sus obras.
Clint Eastwood se nos impone independiente, imaginativo, capaz, crítico con su tiempo y su sociedad, dueño de la situación, productor, director, compositor, actor,... en definitiva...Autor... de calidad, y además, de éxito.
Clint “Poder Absoluto” Eastwood
¿Alguien da más?
Aquél Hombre sin Nombre se ha convertido en uno de los más importantes nombres del panorama cinematográfico mundial, capaz de encontrar el ritmo y el tono, la credibilidad y la sencillez que requiere el bien contar una historia, en cada nuevo proyecto.
Así lo demuestra una vez más en “Poder Absoluto”, donde vuelve a componer la banda sonora, esta vez repleta de sus gustos jazzísticos, y donde cuenta, de nuevo, como en “Sin perdón”, con la inestimable interpretación, llena de matices, de Gene Hackman. Aquí, Eastwood se atreve con un argumento a contracorriente, y aborda la película como si no le preocupara lo más mínimo lo alto que tiene el listón. No muestra recelos ni complejos, y la resuelve con una dirección eficaz y madura, como ya irreversiblemente parecen haberse convertido todas sus obras.
Clint Eastwood se nos impone independiente, imaginativo, capaz, crítico con su tiempo y su sociedad, dueño de la situación, productor, director, compositor, actor,... en definitiva...Autor... de calidad, y además, de éxito.
Clint “Poder Absoluto” Eastwood
¿Alguien da más?