The Grand Budapest Hotel es una de esas película de comedia que no les importa las irregularidades que tiene el film, y que por lo tanto la convierte en una buena película debido a un buen encaje de esas irregularidades.

Esta película de Wes Anderson tiene un montaje simple, artístico y brillante a la vez, con llamativas imágenes que encandecen la pantalla durante la película, además de también el atractivo de la historia que es superficial, y que aunque esa historia se desorienta un poco a toques un poco más alejados, Wes Anderson se las arregla para hacer que esos toques se encajen en el largometraje de una manera bien hecha.

No hay dudas de que esta comedia resulta interesante y contiene un atractivo que la hace ser especial y diferente.