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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Romance. Drama Una mujer que se crió en una familia ortodoxa judía regresa a su hogar con motivo de la muerte de su padre, un rabino. La controversia no tardará en aparecer cuando comienza a mostrar interés por una vieja amiga de la infancia. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disobedience

Si no existiera el cine británico habría que inventarlo. Creo haber insistido alguna vez en la fascinación que siento por sus producciones, al punto de que resulta difícil ver una mala película inglesa. Y me atrevería incluso a decir que existe en ellas cierto sello de distinción que marca algunas diferencias. Y con “Disobediencie” me ha sucedido tres cuartas partes de lo mismo aún habiendo sido dirigida, en esta ocasión, por el gran Sebastián Lelio, director de nacionalidad chilena y cuya obra anterior no necesita presentación pues su bien ganado prestigio goza de reconocimiento internacional.
Porque “Disobediencie” es un drama descarnadamente humano, una historia de amor y odio, castigo y perdón, en donde la libertad de elegir de cada individuo supone aquí -si ven la cinta entenderán por qué- la condena de un mandato bíblico. La ley de Yahvé no siempre entiende las razones que llevan a sus siervos a desobedecerla por mucho y que ésta constituya un derecho protegido bajo la ley civil de los hombres. Y requiere de mucho valor enfrentarse a la hermética ortodoxia de tu comunidad para romper unas reglas que han permanecido inalterables durante siglos y bajo la extricta vigilancia del rabino, la familia y el resto de la colectividad.
Y es ahí, en el corazón mismo del barrio judío de Hendon de la ciudad de Londres, donde se desarrolla esta angustiosa historia basada en la novela del mismo nombre y ópera prima de la escritora británica Naomi Alderman, publicada por primera vez en el Reino Unido en el año 2006, traducida posteriormente a diez idiomas y convertida en un fulgurante éxito editorial de ventas.
Y no sería de recibo, mis improbables lectores, finalizar esta reseña, sin destacar el magnífico trabajo de la actriz londinense Rachel Weisz y la canadiense Rachel McAdams -como Ronit y Esti, respectivamente-, en donde ambas, en el esplendor y la gloria de su radiante madurez, componen, junto a Alessandro Nivola -en su papel del rabino Dovid- un soberbio e imbatible trío que dota a esta estupenda película de una asfixiante y conmovedora veracidad.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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