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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Ciencia ficción. Drama. Thriller El astronauta Roy McBride (Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.
4 de octubre de 2019
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Ad Astra

"La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar." Friedrich Nietzsche.

James Gray es un director y guionista neoyorquino que a los 25 años ganó el León de Plata en el festival de Venecia de 1994 con “Cuestión de sangre”, su primer largo. Es tan sólo un apunte muy personal para definir a un cineasta que no pasa desapercibido. Todavía recuerdo con verdadera fascinación, “Z. La ciudad perdida”, donde Gray nos sumerge en la oscura e inquietante profundidad de las selvas amazónicas. Una angustiosa película que, como "Fitcarraldo" o "Aguirre, la cólera de Dios", transmite temor, inseguridad y esa sensación de atribulada indefensión al penetrar hacia lo desconocido.
Con la misma fascinación veo ahora “Ad Astra”, su último trabajo en el que nos cuenta otro viaje iniciático, esta vez a los límites de nuestro sistema solar. Inevitablemente, miro hacia atrás y evoco la cautivadora emoción que sentí con “La llegada” o “Gravity” por nombrar dos de las más recientes películas del género. “Ad Astra” no es únicamente una prodigiosa demostración de deslumbrante fuerza visual o un clarificador espejo de ingeniería técnica espacial, sino mucho más. Nos habla de cómo una elección determina tu futuro y de las imprevisibles consecuencias que ésta acarrea; de la casi sobrehumana frialdad emocional que se requiere para soportar, no sólo largos periodos de claustrofóbica soledad, sino para controlar la ansiedad y el miedo ante los peligros más insospechados; y finalmente, de la valerosa actitud que supone asumir los demoledores efectos derivados de una obsesiva fijación sobre la que gira la totalidad de tu existencia.
Brad Pritt es un actor que se agiganta con la edad, enriquece cada una de sus actuaciones confiriendo a su profesión credibilidad y dignidad. En “Ad Astra”, interpreta magistralmente al ingeniero astronauta Roy McBride, en la búsqueda desesperada de su padre perdido en los confines de la galaxia. Desciende aquí del pedestal de la seducción para mostrarnos un rostro más humano, surcado por las huellas de su espléndida madurez en una actuación intimista y de profunda introspección.
Y concluyo, mis improbables lectores, con una reflexión: este cronista no puede evitar un sentimiento de lacerante desamparo ante ese incomprensible infinito que nos envuelve y al que llamamos Universo; y, sobre todo, me mortifica nuestra grotesca insignificancia y la incertidumbre de no saber si la titánica odisea del Hombre por explorar ese inabarcable espacio tiene algún sentido o es el cruel espejismo de un camino que conduce a ninguna parte.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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