No hace mucho tiempo leí en una revista dedicada al cine un artículo, de la propia editorial, defendiendo la idea de que el cine, el buen cine, se terminó allá por los años 70. Aunque estoy bastante de acuerdo con tal afirmación y soy de los que creo, en términos generales, que ya no se hacen películas como las de antes, tampoco dejo de reconocer que es una opinión muy exagerada y que el talento, la imaginación y el buen hacer no son cualidades exclusivas de un tiempo concreto. Y si a todo ello le sumamos que los medios técnicos actuales son infinitamente superiores a los que se disponían allá por los 40 ó 50 pues no existe ningún motivo para que no nos encontremos con obras, directores y actores auténticamente magistrales. Y este es el caso de Camino a la Perdición, de Tom Hanks y de Sam Mendes, sin olvidarnos de Paul Newman, que el que tuvo retuvo y guardó para la vejez.

Road to Perdition es una obra mayor. Películas de gansters han habido muchas, algunas de ellas soberbias. La trilogía de El Padrino es buen ejemplo de ello. Uno de los nuestros, con un excepcional Joe Pesci ó El precio del poder de Brian de Palma con Al Pacino son magistrales muestras de un cine que ha dejado una huella singular en nuestras cinéfilas retinas. Pero Mendes ha conseguido que detrás del pistolero veamos al hombre, al marido y sobre todo al padre. Claro que gran parte del mérito debe llevarselo Tom Hanks, ante el que, robóticamente, me estoy quitando el sombrero una y otra vez después de sus actuaciones en La Milla Verde, Forrest Gump y La Terminal, y ahora esto... ¡Demasié pa el cuerpo que diría un castizo!.

Es una película que hay que ver. Obligatoriamente. No hay excusa que valga. Disfrutarán de una fotografía magistral, de escenas que les mantendrán en tensión, de momentos humanos y tiernos. De lluvias de agua, música y balas. De frases lapidarias. Y si descubren alguna que otra laguna, pues no pasa nada, que también las tiene. Pero al final, creo que convendrán conmigo en que estamos ante un film que, por derecho propio, se incluirá entre los mejores de este siglo. No, esto no es La Profecía. Véanla.