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España España · sevilla
Voto de Jlamotta:
7
Ciencia ficción. Fantástico. Acción Los X-Men luchan por la supervivencia de la especie en una guerra que se desarrolla en épocas diferentes. Los personajes de la trilogía cinematográfica original de “X-Men” unen sus fuerzas a las que ellos mismos poseían en el pasado, cuando eran más jóvenes (tal y como aparecen en “X-Men: Primera generación”), para cambiar un importante acontecimiento histórico y librar una épica batalla que podría salvar nuestro futuro. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood está cambiando. La mutación se viene percibiendo desde hace unos años, cuando los grandes estudios se dieron cuenta de que con una buena historia, gente responsable y con talento a las riendas del proyecto, y un reparto de categoría no solo se conseguían los mismos o incluso mejores registros financieros que con producciones estúpidas, mal gestionadas y de baja calidad artística, sino que incluso la tan ansiada consideración crítica crecía. Prestigio. Nominaciones. Premios. Reconocimiento. Una forma de pensar más propia de las compañías independientes, de los sectores marginales del séptimo arte, que de Warner Bros y compañía. Pero, de momento, y hasta que encuentren una manera de fastidiar el invento (que lo harán, de ahí la constante regeneración periódica a la que han de someterse fruto del desgaste de productos otrora exitosos) esta nueva mentalidad nos está reportando muchos y muy buenos momentos. Y, por supuesto, a los fans del cómic también. Ambos sectores se sienten cuidados, valorados y respetados, siempre dentro de un margen comercial al que hay que someter al producto de marras, y que entra dentro de lo razonable, pues su verdadero objetivo no deja de ser amasar ingentes cantidades de dinero. Pero, sinceramente, se agradece que su perímetro de acción haya dejado de estar orientado exclusivamente a la chavalería y se haya extendido hacia otros círculos algo más exigentes. No nos engañemos, un blockbuster siempre va a ser un blockbuster, y si nuestra mentalidad hacia él es exigir que cambie la historia del cine o reclamar algo que ni siquiera está presente en las viñetas en las que se basa (comentarios que he tenido la ocasión de oír, aunque parezca mentira), estamos condenados a sufrir decepción tras decepción. En consonancia con esto, X-Men:Days of Future Past es una de las aproximaciones más certeras, en cuanto a tratamiento y observación de personajes se refiere, que el cine comercial actual puede ofrecer. Porque, si, hay acción, explosiones, persecuciones, fuegos de artificio, situaciones increíbles y enfrentamientos a lo bestia, pero también hay personajes que sienten, sufren y padecen. Y, afortunadamente, Synger y Kinberg otorgan preferencia a esto último. Realmente, todo lo que no hubiera sido de esta forma, hubiera significado una pequeña desilusión, pues X-Men:First Class (Matthew Vaughn, 2011) sentó unas interesantes y coherentes bases para lo que las posteriores secuelas de la saga deberían ser. La exploración de unos personajes que nos conocemos de memoria, ya sea por la relevancia del cómic o por sus numerosas apariciones en pantalla (contando el spin-off de Lobezno), desde una nueva perspectiva (su juventud, el pasado) prometía un sinfín de posibilidades para futuras explotaciones de la franquicia. Precisamente eso es lo que prevalece en esta nueva y fresquísima historia de superhéroes. Una sensación de innovación constante, de insolencia y descaro, no ya por su trama en si, sino por la metodología empleada para tratarla y, sobre todo, por su oposición al encasillamiento cómodo. Sus ganas de contar nuevas historias son mayores que su conformismo.

Porque, como digo, el inicio de la historia no es que sea tremendamente original ni rompedor. Es, de hecho, lo más flojo del film. Por una mera cuestión de memoria acumulativa. Quien más quien menos, ha visto más de una vez a personajes viajando en el tiempo y teniendo que convencer al escéptico de turno de la credibilidad de sus palabras en pos de una misión cuyo objetivo es salvar la humanidad. Por este motivo, esa sensación de déjà vu y, sobre todo, su espacio ocupado en la estructura de la película, es el primer y único escollo que salvar a la hora de dejarse llevar y perderse en un mundo de fantasía y freaks con dones divinos. Es, posiblemente, el único inconveniente de una trama ambiciosa a más no poder pero que, en cuyo fondo, se esconden unas pretensiones simples y puramente orgánicas. Synger y Kinberg continúan con el renovado modelo orquestado en la primera parte por Matthew Vaughn y sus guionistas Jane Goldman, Ashley Miller, Jamie Moss, Josh Schwartz y Zack Stentz (recordemos que la historia partía de la cabeza del propio Synger) y proponen una continuación lógica en cuanto a exposición y proceso de personajes pero radicalmente cambiante si tenemos en cuenta las teóricas normas en cuanto a segundas o terceras partes en las producciones de superhéroes. En lugar de optar por oscurecer cada línea de guión, dispensar a la acción de un toque pesimista o poner todos los huevos en la cesta del villano canalla pero carismático prácticamente indestructible, la elección no es otra que mirarse al ombligo. En una jugada teóricamente arriesgada, el pensamiento de que estos personajes aún no han sido completamente mostrados y estudiados, nos lleva a un cruce entre los mutantes clásicos y sus herederos. Retroalimentación que se llama. Y, ojo, que las opciones descartadas no es que no sean aceptables, simplemente que no serían consecuencias lógicas de los actos acontecidos en la primera entrega. Hubiera sido cercenar la progresión natural de su predecesora. En cambio, si que tendría sentido en una tercera entrega, tras lo sucedido en esta. Porque ahora si que se tiene el pleno convencimiento de que los personajes se han enfrentado a diferentes vicisitudes y piedras en el camino como para incluir elementos externos en su evolución. Se puede decir que esta X-Men presenta una interacción constante entre ellos mismos, no sin cierta dosis de morbo, en la que comprobamos como fueron en sus días jóvenes, lo que ya conocemos y ellos no (en este caso, el espectador está representado por Lobezno, un personaje carismático y empático que tiene nuestra admiración desde hace años, por lo que hay momentos en los que las versiones pasadas de Magneto, Profesor X y cía son más espectadores de la función que nosotros mismos).

Sigo en spoiler sin ser spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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