Profundo tostón disfrazado de rareza intelectualoide, en la que el tal Strickland (director y guionista) pretende una visión lírica de una historieta lésbica BDSM-afectiva.

Para resultar más chic (y, de paso, liar más las cosas, dándoles un toque enigmático), reboza la croqueta en ambiente fiftie’s (sí; de los 50 del s. XX, pero para hablar de esto hay que ponerse en modo cursi), resultándole una especie de distopía post-apocalíptica, en la que algo (probablemente una caterva de aficionadas a la entomología estacional) se ha cargado a los tíos… y a las tías jóvenes, también…

Si a todo esto le añadimos lo hilarante de algunos numeritos sado-maso que se montan las dos nenas, la cosa es de traca, oye.

Pero no penséis que la película es divertida. Strickland la convierte en un teatrillo asfixiante para encorsetar las angustias del amor como sacrificio, en una conclusión de rápida superficialidad.

EN RESUMEN: plomiza. Excelente para tratamientos contra el insomnio. También puede valer para echarse unas risas con la peña, no para atracarse de palomitas, sino para terminarse la botella de whisky (o similar).

AVISO: quien pique atraído/a por el morbo de sacudirse una dosis de dominación lésbica, saldrá defraudado/a.