Una auténtica gozada totalmente desperdiciada. Si eres capaz de aguantar los primeros treinta minutos tu cuerpo termina relajándose hasta permitir que violen tus sentidos. Las neuronas reaccionan más lentas, la vista se muestra cansada y menos crítica, el guión cojea tanto que acabas cortando la otra pata para equilibrarlo, los diálogos se retuercen hasta volverse más ácidamente humorísticos, a los personajes les tomas cariño, a pesar de que todos, absolutamente todos, son demencialmente ridículos, perdonas que hasta el mismísimo Paco Rabal realice el peor trabajo de su carrera en la peor película de su carrera.

Pero entonces, ¿por qué una auténtica gozada?

- Porque molan las frikadas italianas de los años ochenta.
- Porque mola ver como el que mejor se lo pasa en esta frikada es el entrañable Paco Rabal, sobre todo en esas comprometidas interpretaciones con su bienavenida mujer.
- Porque Mel Ferrer aporta su grano de arena en este despropósito.
- Porque molan las cutres coreografías de sus macizas bailarinas.
- Porque a los zombies les mola mucho la carne, sobre todo la de mujer.
- Porque siendo una mierda de película, con el tiempo se convertirá -si no lo es ya- en una película de culto.