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España España · Gijón/Borja
Voto de Replicántropo:
9
Drama Biografía de la filósofa judío-alemana Hannah Arendt, discípula de Heidegger, que trabajó como periodista en el juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial, conocida por "la solución final". (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante una película como ésta no resulta fácil centrarse sólo en sus aspectos puramente cinematográficos. Si a ellos nos atenemos, concluir rotundamente que se trata de una excelente obra, con una superlativa Barbara Sukowa (¿será posible que no recuerde haber visto nada anterior de esta actriz?), y un gran trabajo de guión y dirección de M. von Trotta. Este ejemplar biopic se sitúa en el punto justo entre la imprescindible complejidad del tema, y una lectura asequible del argumento (ojo, sólo para el interesado: su visión exige compromiso del espectador, abstenerse palomiteros...).

Pero al margen de sus virtudes cinematográficas, la película emplaza a la reflexión: reflexionemos pues.
Arendt fue una mujer de gran potencia intelectual, ejemplo de una de esas vidas transversales aventada por la tormenta europea de la primera mitad del S. XX; fue injustamente (me guío por la película: no la he leído a ella) acusada de disculpar (literalmente) a los nazis, y hasta de connivencia con ellos. Y todo por plantear dos delicadísimos aspectos en torno al secuestro, juicio y ejecución de Adolf Eichmann. Ese asunto trasciente su pensamiento, pero ¡ay! no el de sus lectores, que se guían por una simplificación de las cosas que los instala en la comodidad.
El primer aspecto que le llama la atención es el de la personalidad de los verdugos. El Holocausto judío a manos de los nazis (pero no sólo de ellos) no sería el primer genocidio conocido (ni, por desgracia, ha sido el último), pero sí tuvo una repercusión mediática única hasta ese momento (años 60), y se le sigue dando un tratamiento diferenciado respecto a otras barbaridades de la Historia. Los judíos de dentro y fuera de Israel se escandalizaron mayoritariamente de la idea de Arendt sobre lo que ella llamó la "banalización del mal". Es comprensible ese rechazo de los judíos por esa idea, porque si la aceptaban, se verían despojados de su último consuelo: sucumbir ante la maldad ofrece cierta grandeza, hacerlo ante la trivialidad y la estupidez resulta insoportable. Los crímenes nazis con los judíos (y con otros colectivos) fue un crimen de tan colosal dimensión, que también debían tenerla (la dimensión)quienes lo cometieron. A ella la pasma la impresionante vulgaridad de Eichmann, y como lo ve, lo cuenta. La excusa del nazi era pobre pero tan perfecta que hasta la actualidad se utiliza: "mi lealtad es mi honor", dice, y como probo funcionario obedezco y no pregunto; Obediencia debida se llamó al mismo proceso en Argentina. Ninguna asunción de culpa, porque no se sentía culpable: su propia mediocridad arreflexiva se lo impide...
La otra cuestión que ella pone de manifiesto en su trabajo sobre el juicio es la responsabilidad de los judíos y sus dirigentes en la deportación y asesinato de miles de ellos. Y claro, para muchos judíos este es otra espina insoportable: si construyen su futuro (el de Israel como estado, el de los judíos como identidad allí donde vivan) sobre su exclusivo papel de víctimas sin culpa, asumir alguna culpa siembra dudas sobre ese futuro. Para disipar esas sombras sobre el futuro, nada mejor que tratar el pasado con más propaganda que rigor: todos fuimos víctimas, quien lo dude le hace el caldo gordo a los nazis, y sólo puede ser un antisemita. Aún hoy, el estado de Israel rechaza cualquier crítica con la misma carta marcada: antisemita.
En uno de los flasbacks (lo más discutible de la película), Martin Heidegger dice que pensar no resuelve problemas ni es útil: no revela la finalidad del pensamiento, y esta película tampoco, pero empezamos a adivinar el precio que vamos pagando por aceptar sin reflexión verdades que se nos presentan como obvias...
De todos modos, si esta película no es una obra maestra, se le parece muchísimo...
Replicántropo
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