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España España · coruña
Voto de jrc:
7
Drama Durante los duros años de la posguerra, en una zona rural de Cataluña, un niño llamado Andreu, cuya familia pertenece al bando de los perdedores, encuentra un día en el bosque los cadáveres de un hombre y su hijo. Las autoridades sospechan de su padre, pero Andreu intentará encontrar al culpable. En estas circunstancias, se produce en Andreu el despertar de una conciencia moral que se opone a la mentira como instrumento del mundo de los adultos. (FILMAFFINITY) [+]
2 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En muchas ocasiones, voces demasiado críticas con el cine español, descalifican una película sólo por el hecho de que se ambiente en la guerra civil o en la postguerra alegando que son todas iguales o que siempre cuentan la misma historia. Pues no señores, en España, que una historia se desarrolle en esa época tiene bastante lógica, ya que es un periodo tan importante para entender este país como un nicho riquísimo en tramas, personajes e historias.

Desde luego, las películas que se desarrollan con el telón de fondo de la guerra o postguerra, como en este caso, no son todas iguales, de la misma forma que no son iguales todas las películas de romanos o todas las del oeste. Habría que ser un poco lerdo para opinar que es lo mismo una película italiana de Ursus que "Espartaco", "La diligencia" que "Sin Perdón" o, por ejemplo, "Libertarias" de Vicente Aranda que "Pan Negro" (sin desmerecer ninguna de ellas).

La cinta que nos ocupa es un notable drama rural ambientado en la postguerra española, con imágenes poéticas, una trama dura y sin concesiones, unos personajes muy bien construidos y un misterioso asesinato que recorre toda la película sin encontrar su solución hasta el final de la historia.

Agustí Villaronga, sin dejar de lado su particular universo, se convierte en esta película en un director más accesible y firma su mejor obra de largo, acompañado de un buen guión, una técnica fílmica sobresaliente y unos actores en estado de gracia, tanto los adultos, como los niños que lo bordan en cada fotograma.

Pero también tiene sus puntos negros; la trama se alarga demasiado con secuencias que, quizá, no aportan demasiado a la película. Lo mismo ocurre con algunos personajes como el joven del convento o el profesor que son bastante irrelevantes (es una pena poder contar con un actor tan bueno como Eduar Fernández y no saber aprovecharlo).

De todas formas estamos ante una notable película, cine de calidad que engancha desde el principio, sorprende y no decepciona ante las espectativas levantadas.
jrc
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