Es un guión inteligente, aunque tampoco nada novedoso, sobre la aparición de un cadáver enredado en unas redes de pesca, un policía que regresa al pueblo para investigar el crimen y su rencuentro, luego de años, con una ex compañera de escuela. La tensión sexual que esto aporta al relato criminal es un recurso que no por reiterado deja de ser efectivo. Es una producción con pretensiones modestas de ser un entretenimiento y como tal funciona bien. Uno se entera, cosa para mí inimaginable, lo lindas, anchas y de arena suelta que pueden ser las playas en Polonia. El paisaje es muy agradable y funciona como un personaje más (si bien se nota en varios escenarios la situación de pobreza de muchos polacos, lo que habilmente no se esconde) .Es corta, se disfruta, el final no es para dejar con la boca abierta pero tampoco es un disparate. A los que como yo suelen alejarse de los tanques de Netflix y disfrutar de paises más exóticos les gustará. La segunda temporada no la he visto.