Joyce A. Nashawati nos presenta su ópera prima, con guión propio. La cinta fue presentada en el Festival de Sitges 2015 dentro de la Sección Nuevas Visiones.

La película nos presenta a un hombre solitario, inmigrante que viaja solo en su automóvil en medio del paisaje rural en una Grecia devastada por la crisis económica y una preocupante escasez de agua. Es un entorno frío donde da la sensación de que el cualquier momento puede pasar algo. Las fuerzas policiales actúan represivas y violentas con los extranjeros, mientras la población local se he vuelto loca y actúan de forma muy bestia y se pelean por el escaso suministro de agua.

El hombre se queda al cuidado de una enorme mansión, que debe cuidad mientras sus dueños se van de vacaciones. Pero poco a poco se va contagiando de esa situación límite que está viviendo el país y sus facultades mentales se pondrán en entredicho.

Es una cinta grabada por con pocos medios económicos que carece de ideas, es muy simplista con un guión en el que prácticamente no hay conversaciones sino solo silencios. Se hace pesada. Lo que cabe destacar es su magnífica fotografía en tonos amarillos que consigue transmitir las elevadas temperaturas y el estado de calor asfixiante.

La cinta intenta sumergir pero no lo consigue a mi gusto, al espectador en su ambiente sofocante, donde la nitidez de las imágenes contrasta con las difuminadas líneas que separan la realidad y la paranoia.

Lo mejor: La fotografía.
Lo peor: No ha conseguido que entre y disfrute de la historia.