Películas así hacen que te entren ganas de prohibir las secuelas en el mundo del cine. La primera tenía cierta gracia (aunque siguiera siendo una película bastante mala), pero es que esta segunda te aburre desde los créditos iniciales. Mucho rosa, mucha rubia, pero muy poco cerebro (me refiero al guinista).
Una película que no la recomiendo a nadie, salvo en las salas de tortura, donde con sólo ponerla una y otra vez se ahorrarán muchas horas de duro esfuerzo para hacer sufrrir.