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Voto de Beckettnoloharía:
9
Drama Camila, una joven directora de teatro, viaja de Buenos Aires a Nueva York gracias a una beca artística que le permite trabajar en su nuevo proyecto: la traducción al español de "Sueño de una noche de verano", de William Shakespeare. Pero al poco de su llegada, Camila ya se da cuenta que el trabajo quizá no es suficiente para compensar el hecho de haber dejado atrás a sus amigos y a su novio. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor que tiene anclarse en la vida creativa (o más bien contemplativa) es que siempre queda abierta la posibilidad de una huida. Becas, residencias, visitas al extranjero para escapar de los aires que ahogan y respirar otros vientos están siempre a mano, para hacer más fácil eso de encontrar amores más ligeros o reencontrarse con los trastos que se depositan lejos.

En Hermia & Helena (2016) se mezclan sombras de luces muy distintas: desde su título nos habla el Shakespeare juguetón de Sueño de una noche de verano, en sus diálogos y persecuciones por la ciudad está Rivette buscando el secreto y sus actrices principales son la conexión con el resto de películas del director argentino. En esta película, dos amigas se intercambian sus direcciones postales: una abandona Nueva York harta de no haber cambiado nada en su vida mientras que la otra deja los besos del verano de Buenos Aires para ponerse los guantes llenos de nuevas caricias.

El plano en el que superponen los árboles de las aceras bonaerenses y el puente de Williamsburg mezcla los dos tiempos en los que vive Marcela, entre lo que marca su invierno de traducción shakesperiana y los recuerdos de lo que queda en el sur, esa meta de la que se ha tomado un desvío lleno de personajes propicios para la comedia. Algunos se encuentran desde el pasado, otros exigen regalos personales y alguna quema sofás y recorre América para mandar postales. Marcela está allí arrancando hojas de libros y garabateando sobre ellas, como si pudiera despertar a Puck para torcer aún más los sentimientos. Shakespeare se esconde en el fondo del juego, en las cartas que se prometieron no mandar, en los sentimientos que se enredan y en la actitud con la que Marcela se enfrenta a la traducción: como si fuera una forma de volver a leer(se) en lo que sucede.

La película de Piñeiro cruza amores con la ligereza del verano a pesar de que gran parte del metraje respire el invierno neoyorquino. Marcela nos confunde con sus proyectos amorosos, pero al espectador no le importa: sonríe cuando huye en el momento justo o le responde a su recién descubierto padre cómo toda situación sentimental solo puede calificarse como «compleja».

Dentro de Hermia & Helena se agitan los sueños de juventud y la última oportunidad de sus juegos, escapadas de la rutina que se convierten en la única forma de aprender a leer qué tipo de personaje hemos adoptado en nuestra vida.
Beckettnoloharía
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