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Santo Tomé y Príncipe Santo Tomé y Príncipe · São Tomé
Voto de Alexei:
7
Drama Mei es una joven china que decide abandonar su monótona vida en un pueblo por el ajetreo de Chongqing, la ciudad más cercana. Pero nada sale como esperaba. Después de ser despedida de la fábrica donde trabaja, se enamora de Spikey, un asesino a sueldo cuyo pasado no tarda en pasarle factura. Sin pensárselo dos veces, se marcha a Londres, donde se casa con un hombre mayor, el Sr. Hunt. Empieza una nueva vida para Mei, que ahora se ... [+]
9 de julio de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
She, a Chinese (Ella, una china), de la escritora y directora de cine china Xiaolu Guo, fue, para un cronista, la gran sorpresa de la sección oficial del pasado Sevilla Festival de Cine Europeo (09').
La directora pasó sus primeros 30 años viviendo en China (estudió cine en Pekín), y los últimos 5 entre Londres y París. Pertenece a la 7ª generación de directores chinos, aunque en China sea, ante todo, una directora underground. El film es, por consecuencia, una co-producción entre Reino Unido, Francia y Alemania.

La historia nos narra la joven vida de Mei, una chica que vive en un pequeño pueblo de China dominado por una serie de constantes tales como el desarraigo y la violencia.
Mei está enraizada de lleno en los estragos y las ruinas de esas jóvenes generaciones de los 70' que iban a por todo y a por nada, aplastadas por un sistema social y económico cuya burocracia sin escrúpulos, cuya truculencia, hacía caer sobre ellos la alargada sombra del "no hay futuro".

En la pantalla vemos la violencia ejercida sobre un cuerpo joven de mujer. Vemos un mundo masculino belicoso, en el que ella se rebela contra la falta de amor.
“Civilización es un término que tiene que ver con los conceptos de estructura, de comunidad”, nos explica Guo, intentando contextualizar el entorno en el que vive Mei, un entorno donde, nos dice, las personas tienen una forma de vivir violenta.

Sus influencias van desde el Godard de La Chinoise y de Vivre sa vie hasta Van Sant -en boca suya (me permito añadir las reminiscencias en fondo y forma del maestro taiwanés Hou Hsiao-hsien)-, en el retrato de esa juventud fragmentada, tan fragmentada que hasta la rebeldía que poseen está también fragmentada; una juventud que posee una energía tan joven como ciega.

Mei es un personaje que está continuamente “en la carretera” (metafóricamente hablando), en movimiento, con ese brío desganado que dan los sueños no realizados o, incluso siendo consciente de ello, por no realizar.

La película indaga, con sutileza y sensibilidad, en el choque de culturas cuando la protagonista consigue el suficiente dinero para emigrar a Londres.
En su vida en Londres pasa por tres clases sociales, desde que llega como inmigrante, hasta que se casa con un hombre mayor de clase media, donde consigue la nacionalidad, pasando, en último lugar, a compartir los días con un emigrante pakistaní de clase baja. A este respecto Gao sentencia que Mei “está desnuda de todas las vestiduras políticas”.

En definitiva, She, a Chinese es una película potente (con una directora igual de potente en persona), que nos ofrece un relato apasionante, en el que seguimos a una magnífica Lu Huang (Mei) en un descarnado y hermoso viaje a través de nuestra sociedad/la sociedad, a través de los hombres y a través de una mujer.
Alexei
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