Esta película española reúne en un solo producto el humor, los costumbrismos más rancios de España, buenos actores, y además resulta original por lo irreverente.

Pero, siendo serios, puede pasar por un subproducto más del cine español, de gran éxito, que ha creado un nuevo personaje famoso, el del protagonista, un detective chapucero fascista y cerdo. Por otro lado, es de destacar su aceptable nivel técnico y la actuación de Tony Leblanc.

Sumando los pros y los contras no queda más remedio que verla.