En este regular caso de Poirot, de un metraje de aproximadamente 100 minutos (claramente le sobran 20 minutos de metraje), Poirot vivirá un caso de los más penosos y aburridos de toda la serie. Es un episodio bastante lujoso, con unos coches de época realmente admirables, y con un vestuario exquisito y muy acertado. Nuestro amigo Poirot tendrá que descifrar y resolver, el asesinato de una señora americana, acaecido en la excavación arqueológica de su marido, en un lugar remoto de Irak, en medio del desierto y no muy lejos de Bagdad. Es un caso que transcurre en medio del polvo del desierto y bajo un sol sofocante, y que esconde un desenlace cogido con pinzas, fruto de un mediocre guion, y que invita al bostezo y a la siesta, con nuestro amigo Poirot iluminando a todo el mundo en la exposición final.

Este capitulo no esta al mismo digno nivel todos los de esta buenísima serie de casos del genial detective. En general es una buena serie, incluso notable en muchos aspectos con un David Suchet en estado de gracia en su papel de Poirot.
La ambientación de este episodio es francamente impecable, tanto en los exteriores e interiores, en los decorados, en el vestuario, y con la elegancia y la educación típicamente británica que desprenden todos los personajes, todo ello de una gran calidad.
Resumiendo: Perfecta para una tarde o noche para disfrutarla o padecerla sin prisas, un 6.