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España España · Logroño | Madrid
Voto de Jorge Pardo:
7
Drama Drama ambientado en la tumultuosa Irlanda del Norte de finales de los años 60. Sigue al pequeño Buddy mientras crece en un ambiente de lucha obrera, cambios culturales, odio interreligioso y violencia sectaria. Buddy sueña con un futuro que le aleje de los problemas, pero, mientras tanto, encuentra consuelo en su pasión por el cine, en la niña que le gusta de su clase, y en sus carismáticos padres y abuelos.
10 de febrero de 2022
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superado el (falso) mantra de que cualquier tiempo pasado fue mejor, Kenneth Branagh trata de mostrar su infancia en la Belfast de 1969 a través de retazos de una memoria, la suya, más o menos edulcorada, pero siempre sincera y vitalista. Porque la película, desde luego, está más interesada en contar la vida temprana del director –sus lazos familiares, problemas asociados a la niñez (donde, la mayoría de las veces, no entiendes absolutamente nada de lo que sucede a tu alrededor) y los vínculos que le ataban a la capital de Irlanda del Norte– que en ser una lección de Historia o un tratado sobre aquello que se denominó 'The Troubles'.

Y si alguien pensaba que 'Belfast' iba a ser algo semejante a ''71', 'Hunger' o 'In the Name of the Father', estaba muy equivocado. Pudiendo elegir, ¿a quién le interesa rescatar del pasado lo peor de un conflicto fratricida, que se alargó durante casi tres décadas, en lugar de redibujar la etapa preadolescente, de charlas con los abuelos, romances inocentes, fútbol en la calle y tardes pegado al televisor devorando 'The Man Who Shot Liberty Valance' o 'High Noon'? Todo ello, además, al ritmo que marca la música de Van Morrison, contrapunto de la negrura moral e industrial del Úlster.

La cinta –en la que sobresale una magnífica Judi Dench– también es un homenaje a la actual ciudad y, como bien se encarga de mostrar el propio Branagh antes de los créditos, a los que tuvieron que partir y a los que se quedaron. Una suerte de redención consigo mismo, sus vecinos y demás compatriotas, una vez comprobado que en Belfast, como en París un año antes y también en otras revueltas, bajo los adoquines no había arena de playa.
Jorge Pardo
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