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Voto de cinefilo friki:
7
Fantástico. Terror. Acción En un mundo en guerra, en el que cohabitan hombres y vampiros, el caso de Blade es extraordinario: es un vampiro que no se alimenta de sangre humana y que, además, pretende acabar con la raza de "seres superiores" que mordieron a su madre cuando estaba embarazada. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2023
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Cuando uno analiza el éxito actual de las películas de superhéroes, en concreto las de Marvel, e intenta establecer una cronología del camino seguido hasta llegar aquí, lo normal es remontarse hasta el Spiderman de Sam Raimi, y antes de eso a los X-Men de Bryan Singer, que sin duda son dos hitos claves en el desarrollo de este género. Pero la gente suele olvidarse de que antes de lanzarse a ello, Marvel hizo un tímido ensayo general con un personaje, no ya de segunda categoría, sino de cuarta o quinta, completamente desconocido para el gran público y que, por sus peculiaridades, podía atraer a gente a la que eso de los superhéroes le parecía cosa de niños. Hasta ese momento solo Superman y Batman habían tenido éxito en la gran pantalla, y cualquier intento por parte de Marvel de imitarlos llevaba al más espantoso de los ridículos. Así que optaron por adaptar un personaje que está más cerca del género de los vampiros (mucho más comercial en ese momento) que el de los superhéroes como tal, y la jugada les salió bien. Blade se convirtió en el primer personaje Marvel en tener un largometraje de éxito.

Un éxito basado en un ritmo dinámico que no decae y que te mantiene muy dentro de la película, en las muy bien coreografiadas y espectaculares peleas y en el carisma de su protagonista que no para de lanzar "one-liners" memorables casi antes de que existiera ese término. La película aprovecha toda la atmósfera y la estética vampírica que resulta francamente atractiva, a veces incluso erótica, y, aunque ciertos elementos noventeros pueden chirriar al espectador moderno, en general la película aguanta sobradamente el tipo. Eso sí, lo de los efectos visuales ya es otro tema. Aunque los efectos prácticos funcionan, cuando metemos CGI (que aún estaba en pañales en aquellos años) la cosa canta un poco la traviata. Es quizá por esa falta de posibilidades técnicas que la parte más floja y hasta cierto punto, decepcionante, sea la pelea final, que en mi opinión se solventa con excesiva rapidez y sin apenas tensión narrativa dejando un poso amargo al final.

Sin embargo este es realmente el único pero que le puedo poner a la película, que la debilita, pero que no la estropea y sigue manteniendo una gran capacidad para entretener al personal. En última instancia, Blade es un primer paso firme para el desarrollo del género que todavía bajo una capa de maquillaje vampírico no se atrevía del todo a presentarse como tal pero que ya estaba empezando a jugar con todos esos ingredientes que tantas alegrías (y a veces disgustos) darían a los fans de estos personajes en los años posteriores. Francamente, cuando Marvel quiera rehacer el personaje para su UCM va tener complicado hacernos olvidar el carisma de este Blade, porque ya se sabe, algunos @#~€* se empeñan en patinar cuesta arriba sobre el hielo.
cinefilo friki
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