Siete Psicópatas es una gamberrada sin grandes pretensiones. Una variante del cine británico de "Goodfellas" que Guy Richie nos presentó a finales del siglo XX con la divertida Lock & Stock (1998) y la genial Snatch, Cerdos y Diamantes (2000). El director de esta cinta, Martin McDonagh, recibió en 2005 el óscar al mejor cortometraje por Six Shooter. Después sólo ha dirigido dos largos, el primero Escondidos en Brujas (2008) y el segundo, la película que nos ocupa.

Escondidos en Brujas es una comedia negra que sorprende a ratos, pero su sentido del humor es menos enloquecido que el de sus precursoras de subgénero y nunca acaba de explotar. En consecuencia, si tuviéra que calificar el debut del angloirlandés, le daría un notable bajo. Algunas escenas son muy buenas, como la brillante conversación sobre enanos blancos versus enanos negros, pero el ritmo no es el adecuado y en conjunto resulta bastante sosa.

Con Siete Psicópatas la distancia con el mejor Guy Richie se ha reducido bastante. El casting es muy bueno, excepto por Sam Rockwell, que sobreactúa sin pudor durante todo el metraje de la película. La verdad, no lo soporto, pero el resto de actores están a la altura de las circunstancias. Si tuviera que elegir a alguien que interpretase a un guionista alcohólico, con carisma pero sin inspiración, también habría escogido a Colin Farrell. El irlandés tiene un punto chulesco que le permite bordar este tipo de papeles. Y... ¿Qué voy a descubrir de Christopher Walken? Sólo decir que su siniestra sonrisa y sus pausadísimas disertaciones me recordaban la magnífica escena de Amor a Quemarropa (1993) en la que, con inquietante sosiego, tortura e interroga al padre de Clarence, un soberbio Denis Hopper. Woody Harrelson también convence como mafioso desequilibrado y violento.

Debo reconocer que, cuando no cae en la vulgaridad de lo escatológico, me encanta el humor negro granuja. Un guión ingenioso aderezado con un poco de mala leche siempre resulta divertido y así es en Siete Psicópatas. Sin duda, las influencias de Tarantino y Tony Scott están presentes en este film y por eso me gusta. La subtrama del cuáquero es magistral. Los posmodernos que buscan algo diferente se deleitarán con esta irregular pero ingeniosa cinta que, sin grandes propósitos, nos narra la disparatada historia de un guionista en pleno bloqueo creativo y lo que es mejor, su fórmula de desbloqueo: Acampar en el desierto mejicano y colocarse con peyote para hacer una brainstorming. De acuerdo, quizá no sea una producción sobresaliente porque su argumento es un collage lleno de altibajos pero Siete Psicópatas es esencialmente divertida y creo que es así porque se lo han pasado genial haciéndola.