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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
6
Terror En la Universidad de Chicago, la estudiante Helen Lyle investiga la leyenda que rodea a Candyman, un fantasma con un gancho en vez de mano que aparece cada vez que su nombre se pronuncia cinco veces ante un espejo. A propósito de la investigación de Helen, un profesor explica la base histórica de la leyenda y las supersticiones que la rodean: al parecer, Candyman es el espíritu vengativo de un esclavo que fue mutilado por una chusma ... [+]
7 de mayo de 2010
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, he dicho “secuela”. Y, no, no me he equivocado. Porque esta película -al menos, a mi me ocurre- deja un extraño tufo a deja-vu, a algo ya visto antes; como si hubiera algún otro “Candyman” anterior, más inspirado y redondo, a la que está intentase imitar con mediocres resultados. Te deja casi el mismo sabor a decepción, a mala copia, que deja un “Halloween 2” o un “El Exorcista II”… Solo que, por supuesto, no existe ningún otro Candyman precursor de éste… Salvo en nuestra imaginación… O quizás tras el espejo…

Candyman promete mucho, eso es lo peor. Su primera media hora, francamente magnífica, te llena de buenas sensaciones; de un inconfundible sabor a cuento gótico que hacer recordar la atmosfera onírica, insana y obsesiva del mejor Poe o al más desbocado romanticismo de Milton: el mismo espíritu “enfermizo” que el propio Clive Baker –que ejerce aquí de productor- ha llevado al paroxismo en sus relatos. Un cuento gótico que, sí, de acuerdo, cae en todos los clichés del género: una invocación funesta repetida cinco veces ante un espejo; el espíritu de hombre inocente salvajemente torturado y asesinado que, incapaz de encontrar la paz, trata de apagar su infinita sed de venganza con sangre; un amor imposible que transciende la carne y el tiempo…. Pero que los combina (al menos en sus primeros minutos) con elegancia y sin estridencias, dándoles la medida justa y consiguiendo atrapar completamente tu atención.

Cosa ésta, su lograda atmosfera, a la que contribuye mucho lo mejor de la película con diferencia: su impresionante banda sonora. Una pequeña maravilla compuesta por nada más y nada menos que Philip Glass. Una música que, para que engañarnos, le queda muy, muy grande al film y que se basta para transmitir por sí sola esa obsesiva mezcla entre oscuridad y romanticismo que es, al fin de cuentas, lo único memorable de la película.

Sin embargo, pasada la primera media hora, la historia se arruina completamente. ¿Que cual es el problema? Fácil: la total ausencia de ideas; la incapacidad del guionista y director (el mismo tipo) para dar forma y rematar las buenas bases argumentales de Baker. Así que, por desgracia, ocurre lo inevitable: los siguientes sesenta minutos son un viaje a ninguna parte; un titubeante y soporífero deambular narrativo que solo sirve para conducirnos a su vulgar, previsible y estereotipado final. Imperdonable especialmente el completo desperdicio del personaje de Candyman, que por sus características fáusticas y su carisma hubiera merecido mucha más atención.

En definitiva, decepcionante. Una gran idea que podía haber dado lugar a una de las grandes películas de Terror y que, sin embargo, se queda en algo “interesante” a secas; en un simple producto de entretenimiento que, por lo demás, se hace por momentos bastante aburrido.
Jinete nocturno
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