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Bélico. Drama
En 1937, durante la segunda guerra chino-japonesa, John (Christian Bale), un maquillador de cadáveres, llega a una iglesia católica de Nankín para preparar al párroco antes de su entierro. Las terribles acciones del ejército invasor japonés lo convierten a su pesar en protector de las alumnas de un convento y de las prostitutas de un burdel cercano. Tendrá entonces la oportunidad de saber qué significan el sacrificio y el sentido del ... [+]
25 de noviembre de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zhang Yimou vuelve a cambiar de registro para entregarnos una obra que se mueve entre el género bélico, el drama humano y la épica.
El contexto bélico en el Nankín de 1937 tomado por los japoneses es intachable. Apoyado en una exquisita dirección artística, sugerente música, y en la cuidada fotografía a la que nos tiene acostumbrados el realizador chino con un acertado manejo del color, iluminación, luces y sombras, incluso las escenas más duras en el fragor de la batalla o en las acciones de genocidio se muestran con belleza formal y rezuman sensaciones de tensión, dolor y muerte.
El drama humano se apoya en el propio contexto bélico, en las consecuencias de una guerra donde las personas muestran lo peor y lo mejor de sí mismas. Cada personaje arrastra su propio drama -soldado, niño, niña, prostituta, funerario, padre, moribundo- interiorizando sus sentimientos y exteriorizándolos en palabras, gestos y expresiones corporales que un objetivo en el lugar y plano apropiado capta sin florituras y con eficacia. Apenas sí queda espacio para una sonrisa aislada o alguna escena de amor entre la lucha por sobrevivir.
El conjunto de la película es una épica del sacrificio. Enmarcada entre las paredes góticas de un convento, la generosa renuncia del grupo de prostitutas, la del niño George Chen y la del protagonista masculino John Miller -un Christian Bale tan meritorio como desconocido fuera de su traje de fantoche en las películas de murciélagos de Nolan-, llena de fuerza inusitada el guión adaptado de la novela de la escritora Yan Geling. En esta épica, el grupo de niñas estudiantes del convento representa la bondad y la pureza, la última esperanza, la propia humanidad perdida que debe salvaguardarse; siendo así la historia reflejo de la misma condición del hombre.
Quizás como una fábula entre el horror, Yimou firma su propia "Lista de Schlinder". Una historia sobre la redención, donde además de Bale, los actores chinos -fundamentalmente las numerosas jóvenes actrices- realizan un trabajo coral medido en el que se reparten las cargas de dolor y emociones, sin prescindir en el caso de las meretrices de la sensualidad y la personalidad como la que encarna con soltura el personaje de Ni Ni.
Flores de guerra, porque incluso en el más profundo infierno es posible un gesto de auténtica heroicidad.
El contexto bélico en el Nankín de 1937 tomado por los japoneses es intachable. Apoyado en una exquisita dirección artística, sugerente música, y en la cuidada fotografía a la que nos tiene acostumbrados el realizador chino con un acertado manejo del color, iluminación, luces y sombras, incluso las escenas más duras en el fragor de la batalla o en las acciones de genocidio se muestran con belleza formal y rezuman sensaciones de tensión, dolor y muerte.
El drama humano se apoya en el propio contexto bélico, en las consecuencias de una guerra donde las personas muestran lo peor y lo mejor de sí mismas. Cada personaje arrastra su propio drama -soldado, niño, niña, prostituta, funerario, padre, moribundo- interiorizando sus sentimientos y exteriorizándolos en palabras, gestos y expresiones corporales que un objetivo en el lugar y plano apropiado capta sin florituras y con eficacia. Apenas sí queda espacio para una sonrisa aislada o alguna escena de amor entre la lucha por sobrevivir.
El conjunto de la película es una épica del sacrificio. Enmarcada entre las paredes góticas de un convento, la generosa renuncia del grupo de prostitutas, la del niño George Chen y la del protagonista masculino John Miller -un Christian Bale tan meritorio como desconocido fuera de su traje de fantoche en las películas de murciélagos de Nolan-, llena de fuerza inusitada el guión adaptado de la novela de la escritora Yan Geling. En esta épica, el grupo de niñas estudiantes del convento representa la bondad y la pureza, la última esperanza, la propia humanidad perdida que debe salvaguardarse; siendo así la historia reflejo de la misma condición del hombre.
Quizás como una fábula entre el horror, Yimou firma su propia "Lista de Schlinder". Una historia sobre la redención, donde además de Bale, los actores chinos -fundamentalmente las numerosas jóvenes actrices- realizan un trabajo coral medido en el que se reparten las cargas de dolor y emociones, sin prescindir en el caso de las meretrices de la sensualidad y la personalidad como la que encarna con soltura el personaje de Ni Ni.
Flores de guerra, porque incluso en el más profundo infierno es posible un gesto de auténtica heroicidad.
