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España España · Madrid
Voto de Pedro:
6
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
6 de noviembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta cada vez más escribir sobre un trabajo de Lars. Autor que para mí ha dado la mejor película de la pasada década -"Dogville"-, pero que ha abandonado la fuerza narrativa en pos de la belleza por sí misma y de las indagaciones interiores que cuanto más profundas las pretende más retorcidas y superficiales me parecen. Será por eso que él mismo ha declarado que no estaba seguro de haber rodado una basura.

No es una basura, pues la belleza formal es indudable y la introspección en los personajes sigue presente. No es una basura, porque desde luego -aunque muchos se empeñen en compararlo- no está llena su historia de la grandilocuente puerilidad hasta llevarnos al bostezo de Terrence Malick en su reciente "El árbol de la vida". Sin embargo, la historia empieza a perder fuerza para un autor que se centra cada vez más en lo que decora la historia.

"Melancolía" intenta ser una alegoría sobre lo apocalíptico, donde el fin de una humanidad corrupta y sin esperanzas se hace inevitable. Intenta mostrar en una primera parte como reflejo de esa humanidad desastrosa a la familia protagonista y sus invitados a una boda, para luego en una segunda parte obsequiarnos con el advenimiento de un fin del mundo que es la otra cara de la moneda de lo que por ejemplo suele mostrarnos el efectista Roland Emmerich en sus películas de catástrofes. Porque esta segunda parte es probablemente la ficción sobre catástrofes más elegante que ha dado el séptimo arte.

Sin embargo, ya "Dogville", aun reconociendo que para muchos espectadores pueda tener una puesta en escena tan innovadora como difícil de asumir, era una clara imagen del Apocalipsis, ya "Dogville" hablaba de la desastrosa condición de los hombres, ya "Dogville" trataba un microcosmos de un pequeño pueblo como reflejo del mundo. Pero lo hacía más como el Macondo de Gabriel García Márquez, como el Comala de Juan Rulfo, como el Yoknapatawpha de William Faulkner... Es decir, lo hacía con potente fuerza dramática y narrativa. Cada escena de "Dogville" tenía un sentido, un fin engranado en el conjunto...; cada diálogo una razón de ser.

Lars von Trier de seguir en esta dirección se arriesga a convertirse en un triste Malick, cuya última película se puso en un cine de Italia de modo desordenado por error -dos rollos intercambiados-, y nadie lo notó, yéndose la mayor parte de la gente igualmente de la sala antes de acabar, y aclamándola los entusiastas que no entiendo exactamente lo que ven igual que si se la hubiesen proyectado en su orden... Así durante una semana hasta que alguien, que fue a ver la película a ese cine y ya la había visto antes en otro, lo advirtió. En eso lo mismo sí que van a terminar en poderse comparar entre ambos: en lo absurdo.

Me gustaría que regresase el Lars que sabe narrar con brío, porque su cine actual, aunque todavía interesante, teniendo en mente lo que fue antes no empieza a comunicarme precisamente otra cosa que la melancolía por lo perdido.
Pedro
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