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Voto de Kyrios:
2
Ciencia ficción. Intriga. Thriller Tres estudiantes desaparecen sin dejar rastro cuando estaban investigando la pista de un hacker de ordenadores. Todo empieza cuando Nic (Brenton Thwaites), su novia Haley (Olivia Cooke) y su mejor amigo Jonah (Beau Knapp), que viajan por carretera a través del Suroeste, dan un rodeo para localizar a un genio informático que ya ha conseguido colarse en los sistemas del MIT y sacar a la luz fallos de seguridad. Los jóvenes han despertado ... [+]
12 de septiembre de 2014
30 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ningún sentido, así es como podríamos definir al filme The Signal (The Signal, 2014). Una película que sacrifica su coherencia interna con tal de tratar de impresionar al espectador en cada nuevo paso. Si acostumbran a decir que los sueños son elementos aleatorios diarios mezclados sin ningún tipo de orden, lo mismo puede decirse de The Signal, donde las teorías conspiranoicas se van sucediendo hasta el final de su metraje. La película tiene también un punto de jugar a JFK y que cada uno adivine lo que ha podido vislumbrar, aunque finalmente ni siquiera el director sea capaz de sacar algo en claro.

Para explicar mejor la diarrea mental que significa The Signal, lo mejor es realizar un resumen de lo que el espectador ha podido ver. La película se inicia con trazos de influencia del cine indie, somos testigos de la vida de tres jóvenes (escenas aderezadas con su correspondiente música pop, evidentemente) pues uno de ellos (la única mujer de la película) se muda a un nuevo piso. Todo parece normal hasta que de repente los dos jóvenes que la acompañan reciben unas señales extrañas por ordenador, que provienen aparentemente de un Hacker que les está tomando el pelo. Después de picarse un rato con él irán en su búsqueda, pero allí sorprendentemente se darán cuenta de que las cosas no son como parecen.

Después de este trayecto inicial la película se reinicia por completo en una especie de hospital gubernamental. Laurence Fishburne se interpreta a sí mismo (por enésima vez) para interrogar a uno de nuestros protagonistas, el cual se ha quedado más para allá que otra cosa después del accidente. Nos enteramos de que el hacker no era hacker sino un alienígena. Poco más tarde somos testigos de algunas secuencias absurdas donde la seguridad de un complejo militar es burlada por nuestro protagonista, que se pasea por el hospital como Pedro por su casa. Luego vemos que el alienígena les ha dado superpoderes a lo Chronichle (película con la que comparte muchas singularidades, como por ejemplo su estilo de cómic aparentemente underground) y tiene unas piernas de acero que le permiten ir a 20Km/h.

Evidentemente la cosa no termina ahí. Pronto se fugan del hospital, nuestro protagonista y la chica, para darse cuenta de que están en una especie de Área 51. Dan vuelta en círculos pero parece que nunca consiguen escapar. Finalmente con sus superpiernas nuestro prota rompe una especie de puerta para ir al futuro o a la ciudad alienígena o a no se sabe Dios donde.

Era necesario desarrollar el argumento, porque la película juega constantemente a engañar al espectador con sus continuos giros de guión. La tensión viene precisamente de los continuos engaños a los que el director somete a lo largo de la película. La táctica del filme es emplazar continuamente una posible explicación en la siguiente escena, pero una vez se han encadenado tantas incógnitas sin resolver, el resultado es una total estafa. El intento de final poético de la película es un ejemplo de la paciencia que hemos de tener para aguantar The Signal.

Y es que hay películas que en ocasiones parecen un envoltorio de algo vacío. Pero en The Signal esta sensación es la única que predomina una vez hemos terminado de visionar su metraje. Un envoltorio de la gran nada.

Por lo demás la factura de la película es correcta (que no excelente, para muestra tenemos el final de la película, que destila un olor nauseabundo a digital que resta cualquier credibilidad) y por momentos resulta impactante ver a actores más o menos novatos realizar una correcta interpretación (en la primera parte del metraje, lo que viene a continuación no hace ningún favor al lucimiento del reparto). Abuso reiterado por otra parte de la cámara lenta en muchas ocasiones, con tal de buscar la complicidad en el público más adolescente. Y es que como ya comentaba anteriormente, una de las sensaciones que nos deja el filme es la de estar asistiendo a un espectáculo en plena efervescencia de hormonas. No sólo por el protagonismo que ocupan nuestros tres jóvenes intérpretes, sino por algunas escenas de acción complementadas con elementos que hacen guiños al estilo visual del cine más ligero, subgénero adolescente que está más en boga que nunca.


http://neokunst.wordpress.com/2014/09/12/the-signal-2014/
Kyrios
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